Botsuana comenzó a ser llamado “el paraíso de los elefantes” en 2014. cuando el entonces presidente, Ian Khama (2008-2018), prohibió la caza en todo el territorio nacional.
Ahora, este país, que posee la mayor población de esta especie de paquidermos del mundo, ha levantado esa prohibición.
El anuncio se ha hecho oficial este miércoles por la noche mediante un comunicado del Ministerio de Medioambiente, Conservación y Turismo.
En una rueda de prensa celebrada este jueves, el titular de esa cartera, Kitso Mokaila, ha defendido que nunca se pensó que la suspensión fuera una medida permanente, sino una forma de “observar qué ocurría en nuestros ecosistemas”.
Siempre hemos sido muy responsables con nuestra vida silvestre y siempre los preservaremos.
El levantamiento de la prohibición de la caza no significa la matanza indiscriminada de la fauna, sino permitir enfoques científicos para mantener el equilibrio ecológico correcto estudiando los límites de capacidad y permitiendo a las comunidades que conviven con los animales desarrollar sus vidas en armonía con los elefantes, indica un portavoz de la Organización de Turismo de Botsuana en conversación telefónica.
El Gobierno del país africano ha rectificado su anterior enfoque porque después de estos cuatro años se ha observado un aumento de los conflictos entre humanos y elefantes.
Botsuana tiene una población de ejemplares de esta especie que ronda los 135.000, de los 350.000 que quedan en África, según las últimas estimaciones de WWF.
Es la mayor del mundo y son frecuentes las incursiones de los paquidermos en aldeas y campos, que quedan arrasados a su paso.
“Observamos que nuestros esfuerzos de conservación se habían vuelto en contra de la vida salvaje”, ha justificado el ministro.
Mokaila ha especificado también que no han aceptado sin embargo la recomendación de sacrificar ejemplares que planteó el comité que ha estudiado este asunto.
“El sacrificio es una matanza masiva para reducir el número de ejemplares y ese nunca ha sido el objetivo; el objetivo es controlar”, aseguró.
Las razones que aduce el Gobierno son la cantidad y alto nivel de conflictividad entre humanos y paquidermos; el aumento del número de depredadores y el consiguiente daño que han causado al ganado; el impacto negativo en los medios de vida que conllevó la prohibición de la caza para comunidades que antes se mantenían de ella y la escasa capacidad del Departamento de Vida Silvestre y Parques Nacionales para controlar los animales problemáticos.
“La prohibición de la caza se impuso hace solo cuatro años, cuando los números ya eran mayores de los que la tierra podía albergar”, han explicado fuentes de la Oficina de Turismo de Botsuana.
“En un área que puede acoger en torno a 54.000 ejemplares, tenemos más de 130.000. Han comenzado a introducirse en asentamientos humanos, destruyendo cultivos y matando gente… Es realmente catastrófico”, indican funcionarios de este organismo.
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