Creemos que Anna Llenas tenía una posición difícil ya que el éxito de El Monstruo de Colores ha sido tal que en muy poco tiempo se ha convertido no sólo en un referente de la literatura infantil sino también en una herramienta útil para profesionales que trabajan con las emociones de los niños, para ayudarles en el proceso de poner los sentimientos en orden. Con el listón tan alto, publicar una obra que fuera al menos igual de buena parecía complicado.
Sin embargo, Vacío supera todas las expectativas que pudiéramos haber tenido. No nos cabe duda de que va a ser un éxito de ventas en estas Navidades 2015 y en pocos meses habrá alcanzado el mismo éxito que ha cosechado El Monstruo de Colores.
En este caso, Anna Llenas nos habla de la resiliencia, es decir, de la capacidad que tiene el ser humano de encajar los duros golpes que a veces nos da la vida, aprender a convivir con el dolor que los fracasos y las pérdidas nos van dejando.
Julia era una niña normal y corriente, como cualquier otra. Su vida era feliz y tranquila.
Pero un día, de golpe, todo eso se fue y ella se quedó con un gran vacío.
Por ese enorme vacío se colaba el frío, surgían monstruos y daba igual lo que hiciera porque cada vez se hacía más grande.
Vacío
Entonces, un día pensó que solo tenía que encontrar el tapón adecuado.
Y la verdad es que le ofrecían tapones de muchas clases.
Vacío
Pero los tapones eran parches que no solucionaban ese sentimiento tan angustioso. No conseguía sentirse bien. Hasta que un día no puede más:
Se puso muy triste y rompió a llorar…
Primero, tímidamente; después, a gritos y berreos,
y otra vez con suavidad hasta quedar en silencio.
Vacío
Tras esa catarsis, Julia será consciente de que debe mirar en su interior. La solución nunca podrá venir de fuera en forma de tapones, es ella misma la que debe sanarse.
Empezarán entonces a fluir las palabras, los colores…
Aparecieron mundos maravillosos que nunca hubiera imaginado.
Vacío
El Vacío nunca desaparecerá por completo, pero ahora podrá acercarse a los demás, y a si misma, de una manera diferente.
Bellísimamente editado, con unas tapas realmente gruesas, Vacío es un álbum ilustrado largo, con más de 70 páginas, aunque con poquito texto y una tipografía muy clara, perfecta para lectores que están iniciándose de forma autónoma.
Eso sí, por la profundidad de la obra creemos que es ideal desde unos 8-9 años aunque, como siempre explicamos, se puede introducir desde antes, por ejemplo desde los 5-6 años, adaptándolo al nivel de comprensión de cada niño. Hay que tener en cuenta que la metáfora del agujero es compleja, así como entender que los tapones no son tapones reales sino sustitutos de la felicidad, muchas veces propuestos desde fuera. Nuestro hijo Mayor preguntaba (6 años recién cumplidos), por ejemplo, no ha entendido por qué el vacío de Julia nunca se cierra por completo.
Sin duda alguna, Vacío es de lo mejorcito que hemos leído en los últimos meses y desde ya mismo ocupa un lugar destacado en nuestra biblioteca de sentimientos. Una obra de referencia a la que volveremos en el futuro conforme nuestros hijos vayan creciendo.
