A pesar de haber besado a otra chica una vez durante la secundaria, Lisa , de 30 años, creía que era heterosexual. No fue hasta hasta que cumplió 19 años que, estando ya en la universidad, se acostó con una mujer que también pensaba que era straight y fue ahí cuando todo su mundo cambió. Cosmopolitan.com habló con ella para averiguar qué fue lo que realmente sintió con otra chica cuando hasta entonces ella pensaba que sólo le gustaban los hombres.

Siempre tuve novios, desde pequeña. Más tarde, en la escuela secundaria, fui a la graduación con un chico que me gustaba. Por lo que podría decir que mi vida había estado regida por la heteronormatividad. En algunos momentos llegué a preguntarme si podrían gustarme las chicas, pero nunca le di mucha importancia al asunto hasta los 17 años. A esa edad conocí a una chica con la que tuve algunos momentos íntimos. Nada pasó a mayores, porque no sabíamos lo que estábamos haciendo. Así que fue algo simple. No me pareció nada extraño estar “jugando con una niña” a pesar de que yo no era lesbiana porque sabía de un montón de chicos que eran “bisexuales en las fiestas ” cuando se emborrachaban.

Desafortunadamente, ella rompió mi corazón pronto al comenzar a salir con un chico. Cuando eso pasó, mi actitud fue: ¿Ah sí? Sabes qué, yo soy totalmente hetero. No me importan las chicas. Estaré con chicos de nuevo.

¡Y eso hice! Llegué al punto de decirle a mi mamá: No te preocupes, algún día me casaré con un hombre y vas a tener muchos nietos. Eso era importante para ella y yo pensaba que también lo era para mí.

Tuve citas con algunos chicos en la secundaria y durante el verano luego de la graduación hasta que me mudé a San Francisco para comenzar la universidad.

El primer día conocí a algunos compañeros y después de clases pasamos el rato en mi dormitorio. Me hice muy amiga de una de las chicas: Stephanie. Una noche, estábamos todos en el departamento de un amigo y nos emborrachamos. Un poco bromeando, comencé a coquetear con los chicos, hasta que Stephanie dijo “Hey, ¿y yo? ¿No te gusto?”. Esa noche nos fuimos juntas y si bien sólo nos besamos, comenzamos a vernos más seguido. Cuando tuvimos sexo, realmente fue increíble. Pero ella tenía novio y para las dos era algo totalmente nuevo. Así que nos movíamos con precaución, tratando de entender lo que nos estaba sucediendo. Nos tomamos nuestro tiempo y disfrutamos mucho de descubrir juntas nuestra sexualidad.

Me acuerdo de estar largo tiempo mirándola. Su cuerpo, su cara, ella me parecía perfecta. El sexo con ella también lo era. Nunca había sentido nada parecido, no había alcanzado orgasmos así con ningún chico. Con ella, me sentía realmente yo y eso me daba la fuerza necesaria para aceptarme como soy. Mis sentimientos y mi forma de ser. Pensaba que era heterosexual y ella también, pero ahí estábamos teniendo sexo juntas. Nunca me asusté ni traté de analizar todo, no me puse a pensar si era gay o no.