Eres el ente que mejor me conoce. Y eres una hija de puta también. Pero cuánto te quiero a la vez. No, te odio, te odio con todas mis fuerzas. Déjame vivir de una maldita vez. ¿Qué se supone que hice tan mal de pequeña para que me castigues de esta forma y con ello me lleves a hacer daño a todo lo que me rodea? Yo era feliz, ¿sabes? Era feliz hasta que apareciste tú. Maldito diablo encarnado.
Por tu culpa he perdido amigos, he perdido familia, mis capacidades se han visto mermadas. Me he vuelto una persona antisocial, arisca, desagradable y tóxica. Me has hecho ver el lado negativo de absolutamente todo lo bueno que me pasaba. Has desgastado hasta lo más profundo de mi ser. Tanto a nivel emocional, físico, como sentimental. Por tu culpa no puedo querer. Por tu culpa no puedo sentir. Me he vuelto una persona fría. Me he dejado dañar por personas porque tú me lo has ordenado. Me he humillado porque me has hecho creer que lo mejor que merecía en esta tierra era morirme.
Además, no me matas de un tiro sino que te gusta hacerlo lentamente, haciéndome sufrir a diario. Te encanta ver cómo gracias a ti la palabra autodestrucción es la que ha encabezado mi vida durante años. Disfrutas como un demonio viéndolo. Sigues aquí porque a pesar de haber intentado acabar conmigo de múltiples y originales formas sigo andando y coleando. Viva. De pie. Siempre me he levantado a pesar de haber cogido del brazo a la muerte. Y mira que no soy un gato, que pocas oportunidades me quedarán ya, he usado no los siete comodines, he malgastado catorce. Pero eso me hace pensar que aún puedo contigo. Muchas te han dejado de lado a pesar de tu personalidad arrolladora y tu capacidad de seducción. Por no hablar del efecto imán que provocas cuando se te conoce. Es realmente tentador. Eres una experta nata en el acto de cortejo, no te lo voy a negar. Pero eres mala. Eres el ser más desdichado, infeliz y desgraciado que he conocido en toda mi vida.
Te alimentas de odio para seguir funcionando. Máquina. Que eres una máquina. En el peor sentido que se pueda asociar a la palabra. No tienes órganos, no sientes. Y te diré algo, precisamente por eso no puedes soportar que personas como yo tengamos pasión por las cosas, seamos creativos. Tengamos metas. Es normal que intentes dañarnos con tu mierda de la envidia que tienes de todas nosotras. Pero tú nunca tendrás eso. Nunca tendrás una vida. No existes. No vas a poder amar. Nadie te va a querer. Eres un monstruo. Ese al que todos los niños temen. Nunca tendrás un orgasmo. Nunca te valorarán en el trabajo. Nunca disfrutarás del mar, de dar paseos por la montaña. No tendrás hijos. Ni siquiera te quieres. Nos destruyes porque eres incapaz de aceptar que no tendrás una vida tan digna como la nuestra. Y no siento ser tan dura contigo, de verdad. Es lo que te mereces por todo lo que estás dañando a este mundo.
Por tu culpa he perdido todas mis motivaciones, aspiraciones, deseos. Cada día te levantas machacándome, haciéndome creer que nunca seré de capaz de cumplirlos. Cada día contigo es una lucha interna de la que por desgracia no tengo ventaja. Sabes que me tienes. Me tienes cogida por el cuello hasta tal punto que en mis pesadillas veo cómo te ríes, satisfecha. ¿Hasta cuando pretendes seguir así? ¿No te cansas? No es que estés mal de la cabeza. Es que eres la maldad personalizada y reencarnada. Has logrado convencerme de que no merezco vivir, que no merezco ya ni disfrutar. Me has privado de todo. Lucho contigo porque si te ignoro estaría anteponiendo el odio al amor. Y por suerte, el amor lo he conocido. Quizá hace mucho tiempo. Pero lo tuve y lo puedo volver a tener. Hacia mí, hacia los demás. Hacia todo.
Y SÍ, TE HECHO LA CULPA PORQUE ES TÚ CULPA. NO ES LA MÍA.
Pero la vida no es justa para nadie, y a mí ha tocado el gordo. A veces quiero dejar el campo de batalla y arrojar con desgana las armas. Pero no es mi estilo, ya sabes que soy cabezota y nunca me ha gustado rendirme. Y tú no vas a ser menos. Estamos en un descanso, pero te aseguro que no será largo. En nada me vas a tener cara a cara y te voy a matar a puñaladas hasta que no te queden ganas de respirar.
Prepárate, porque cada día somos más. Ya te odian muchas personas, y lo bueno que saco de ahí es que tú estás sola. Tú sí que estás sola en esta guerra. Pero nosotras somos más contra ti. Ándate con cuidado porque esto se va acabar.
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
Carta a mi maldita anorexia
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