Una violencia que borra identidades
Ciudad de México.- La violencia ácida se ha convertido en una de las agresiones más extremas contra las mujeres en México. Para Malena Ríos, activista, saxofonista y estudiante de la Facultad de Música de la UNAM, sobreviviente de un ataque con ácido en 2019, esta forma de violencia no sólo destruye el cuerpo: “Te borran tu proyecto de vida, te borran la cara, la identidad, si es que no te borran de la vida”.
A partir de su caso, 17 estados del país han realizado modificaciones a sus códigos penales para tipificar estos ataques como feminicidio en grado de tentativa o como lesiones agravadas. Sin embargo, la falta de armonización dificulta la investigación, la estadística y la atención integral.
Un problema en aumento
Entre enero y octubre de 2025 se identificaron 393 víctimas de amenazas o agresiones consumadas con ácido o sustancias corrosivas en el país. Investigadoras de la UNAM advierten que estos ataques buscan marcar, someter y castigar a mujeres que intentan salir de relaciones violentas.
Lucía Núñez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), explica que muchas agresiones pretenden “alterar el físico y la fisionomía” para minusvalorar a las mujeres y enviar un mensaje de control. En numerosos casos, las sustancias empleadas ponen en peligro la vida.
Desafíos para tipificar y atender
Rosalba Cruz, de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, señala que aún falta una correcta tipificación que permita datos claros, estrategias de intervención y sanciones adecuadas.
“Lo que no se nombra no existe”, afirma, al subrayar la necesidad de un tipo penal autónomo y políticas públicas integrales.
Muchas víctimas enfrentan dictámenes institucionales que reducen estas agresiones a “lesiones simples”. Para Malena, esto demuestra la falta de comprensión sobre los impactos reales de estas quemaduras: “Llevo más de seis años, 10 cirugías reconstructivas, y las cicatrices no se borran”.
Ley Malena: hacia una atención integral
El proyecto de Ley Malena exige acceso adecuado a la salud, reparación del daño y acompañamiento médico y psicológico permanente. La activista denuncia que tanto agresores como instituciones suelen someter nuevamente a las víctimas al minimizar la gravedad de los ataques.
Entre los estados que modificaron su legislación están CDMX, Oaxaca, Puebla, Nuevo León, Veracruz, Guerrero, Chiapas, Hidalgo y otros más, aunque cada uno lo hizo de forma distinta, lo que genera vacíos.
Más allá del castigo
Si bien la sanción penal es necesaria, especialistas del CIEG advierten que la prevención sigue siendo el área más abandonada. Las medidas actuales se centran en disuadir, pero no en transformar los contextos donde estas violencias se gestan: relaciones desiguales, mensajes mediáticos que objetualizan a las mujeres y sistemas que normalizan el control sobre sus vidas.
Lucía Núñez propone estrategias integrales que no se limiten al aumento de penas, sino que acompañen, prevengan y transformen.
Alzar la voz para que no se repita
Malena insiste en que los ataques con ácido son “la culminación de violencias previas” y que es urgente nombrar esta realidad para garantizar derechos humanos básicos.
“Lo único que queremos es que se reconozcan nuestros derechos”, afirma, convencida de que su activismo ayudará a que ninguna mujer más viva lo que ella enfrentó.
The post Crece violencia ácida contra mujeres en México appeared first on Primero Editores.
