La llegada del Año Nuevo simboliza la oportunidad de renovar la esperanza y comenzar de nuevo. Según Jorge Traslosheros Hernández, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, el tiempo y el espacio son dos elementos esenciales para cada individuo.
Según Jorge Traslosheros Hernández del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, el individuo está intrínsecamente relacionado con las dimensiones del tiempo y el espacio.
El Año Nuevo es una celebración que se lleva a cabo en todas las culturas como un acto de renovación. Es una festividad que se comparte en todo el mundo y que trasciende las diferencias religiosas. Independientemente de nuestras creencias, todos podemos coincidir en que la renovación de la esperanza es fundamental para poder vivir plenamente. Este es el significado profundo de esta festividad.
Jorge Traslosheros Hernández, académico del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, plantea que cada etapa de la vida tiene su propio momento de renovación, similar al concepto de "Año Nuevo". Por esta razón, celebramos los cumpleaños y los días de los santos, ya que representan la restauración de algo esencial para la existencia humana: la esperanza.
Beatriz Macouzet Menéndez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, destaca la importancia de este momento tanto a nivel colectivo como individual. Considera que es una oportunidad para reflexionar sobre nuestras experiencias pasadas y también para establecer nuevas metas y expectativas de cara al futuro. En resumen, es un momento propicio para abrir un espacio de reflexión y replanteamiento.
Según Traslosheros Hernández, quien es especialista en la historia judicial de la Iglesia Católica en la Nueva España, la persona tiene dos dimensiones fundamentales: el tiempo y el espacio. En el campo de la Psicología se sabe que si una persona pierde la noción del tiempo o del espacio, también pierde la conciencia de sí misma. Es por eso que el aislamiento, que lleva a la pérdida de estas nociones, es una de las peores torturas para los seres humanos, al igual que para las culturas.
A pesar de que los católicos celebran el comienzo del año honrando a la Virgen María y a la Sagrada Familia, la festividad más importante es la del 24 y 25 de diciembre: el nacimiento de Jesucristo, que es un evento de gran importancia en la religión católica.
El calendario que seguimos en la actualidad se originó en la antigua Roma y consta de 12 meses y semanas de siete días. Sin embargo, con la llegada del cristianismo como religión dominante, se consideró el nacimiento de Cristo como un nuevo comienzo. Por esta razón, el calendario litúrgico utilizado por las iglesias católicas no coincide con el calendario civil. Esto fue explicado por un experto de la UNAM en una entrevista.
Según Traslosheros Hernández, todas las culturas tienen momentos importantes o fechas míticas que marcan el inicio de algo y se convierten en referencias temporales. El nacimiento de Jesucristo es uno de estos eventos significativos.
Los judíos han pasado ya 5784 años desde el nacimiento de su pueblo y su cultura. El Yom Kipur, que suele celebrarse a mediados de septiembre, es su día más sagrado y les proporciona una identidad.
En la cultura china, que sigue un calendario lunar, se encuentra en el año 4721, mientras que en el mundo musulmán se encuentra en el año 1443. El año de fundación de este último se remonta a la huida de Mahoma de La Meca a la Ciudad de Medina, que tuvo lugar en el año 622 según el calendario cristiano.
Según un investigador de la universidad, se espera que en los próximos años se lleven a cabo celebraciones significativas dentro de la comunidad cristiana, para las cuales ya se está comenzando a planificar. Un ejemplo de esto es la conmemoración de los 2000 años de la crucifixión y resurrección de Jesucristo, que tendrá lugar en el año 2033.
En el año 2031, México también conmemorará los 500 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe. Según un experto universitario, el 12 de diciembre tiene un significado especial para los mexicanos, ya que es una fecha en la cual renuevan sus votos.
Modificar las expectativas iniciales.
Según Macouzet Menéndez, para muchas personas el Año Nuevo es una oportunidad para fortalecer sus relaciones sociales. Durante las celebraciones, se reúnen con amigos y familiares y suelen realizar rituales significativos, como preparar una cena especial, pasar tiempo en familia, hacer un viaje o tener una experiencia que marque el comienzo de otro año de manera especial. "Somos seres sociales, nuestra identidad se construye a medida que nos relacionamos con los demás".
En ocasiones, las reflexiones de esta época no son positivas en cuanto a las expectativas personales o las expectativas de la sociedad cercana a cada individuo. Esto lo plantea una representante académica y supervisora clínica del Programa Único de Especializaciones en Psicología Clínica con Adultos y Grupos.
Es crucial no renunciar a la oportunidad de reflexionar sobre nuestros propios pensamientos, hacer preguntas sobre lo que queremos y evaluar dónde se encuentra nuestra incomodidad. Es posible que nuestra evaluación del año pasado no sea muy positiva, pero el comienzo de un nuevo ciclo nos brinda la oportunidad de replantear nuestras expectativas y deseos.
Macouzet Menéndez destaca que durante el período de fin de año, hay un aumento significativo en los casos de depresión y ansiedad, principalmente debido a la reflexión sobre las pérdidas y la ausencia de personas que ya no están presentes. Este sentimiento se experimenta especialmente en los adultos mayores, por lo que es importante no olvidarlos durante estas fechas de finalización de ciclos y comienzo de nuevas etapas.
La estudiante universitaria dice que este es un momento para reflexionar, expresar emociones y quizás encontrar un significado a lo que ha sucedido.
Se sugiere incluir a los niños y jóvenes en la reflexión y en los rituales. Una manera en la que los niños se comunican es a través del juego, por lo tanto, podemos involucrarlos utilizando esta forma de expresión, para que puedan simbolizar sus experiencias y formar parte de ellas.
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