12 maneras de tratar la ansiedad de su hijo

Pregunta: 

Iniciar la escuela este año fue difícil para mi hijo. Tiene una ansiedad terrible y se pone nervioso por todo. Parecería que no podemos convencerlo, más allá de lo que digamos, de que sus miedos son infundados y de que está bien. Está teniendo, asimismo, algunos ataques de pánico, y comienzo a preguntarme si acaso no le hará falta una medicación, pero no quiero llegar a ese punto. ¿Tiene sugerencias para ayudarlo a sentir menos ansiedad?

Respuesta:

Antes de recurrir a la medicación, puede intentar algunas cosas. Yo le daré sugerencias para ayudar a cambiar el pensamiento de su hijo fundado en el miedo tanto a nivel consciente como subconsciente.

1. No sumar vergüenza al miedo. Hágale saber que no le ocurre nada malo y que incluso es normal sentir miedo cada tanto. Casi todos sentimos miedo o pánico al comenzar algo nuevo o conocer a gente nueva. Evite hacerle pensar que se siente así porque le ocurre algo. Diga cosas como: “Entiendo totalmente por qué te sientes así y es perfectamente normal”. La ansiedad se agrava aún más cuando alguien se pone ansioso por estar ansioso. Ayuda considerablemente que los padres no se muestren demasiado preocupados.

2. Se ha demostrado que cuando las personas que nos rodean creen en nosotros, y creen que podemos superar algo, es mucho más fácil y más probable que eso ocurra. Dígale a menudo a su hijo que él puede y que es fuerte, capaz e inteligente. Dígale que todos debemos aprender a enfrentar el miedo. Él no lo aprendió antes pero ahora puede hacerlo y usted cree en él. Esto lo ayudará a tener fe en sí mismo.

3. Explicar qué son la ansiedad y los ataques de pánico. Son la respuesta automática del organismo al miedo, y se producen porque el organismo piensa que está en peligro. Esto es algo que el organismo hace cada tanto. A veces, el cuerpo es engañado y piensa que el individuo corre peligro aunque no sea así.

Explique a su hijo que su cerebro trata de protegerlo con estos juegos de “como si” y con pensamientos aterradores, pero que los cerebros a veces imaginan cosas que no son reales. Ayúdele a aprender a preguntar “¿Esto que me asusta es real o es algo imaginario que mi cerebro inventó?” Identificar las preocupaciones como algo imaginario lo ayudará a desacreditarlas.

4. En un ataque de pánico o un momento de ansiedad, ayude a su hijo a concentrarse en sus sentidos. Hágale cerrar los ojos y que le cuente lo que siente, qué oye en este preciso momento, qué huele en este momento. Hacerle utilizar sus sentidos hará que su cerebro se concentre en lo que es real –en este momento. También hágale prestar atención a su respiración y pregúntele si es acelerada o lenta, profunda o superficial. ¿Siente un alto o un bajo nivel de energía? Explíquele que la respiración superficial acelerada es la forma que tiene el cuerpo de ayudarle a combatir el peligro físico, pero que la respiración lenta y profunda hace que nos sintamos más seguros.

5. Liberar la energía elevada, aumentada y ansiosa. Entréguele al niño una bolsa de pañuelos para que los tome y los arroje con fuerza y rapidez en todo el cuarto (o hasta donde llegue) uno por uno. Con esto no romperá nada y lo ayudará a liberar la energía acumulada.

6. Enseñar a los niños que los ataques de pánico y la ansiedad pasan. Son temporarios y pueden superarse en unos pocos minutos (generalmente 10-15 minutos como máximo). No le dé demasiada importancia a un ataque de pánico. No hable mucho sobre el tema posteriormente ni hable con otras personas de que su hijo tuvo uno. Esto daría más significación a los ataques y sumaría vergüenza a la situación.

Lo que quiere usted es que su hijo se vea a sí mismo y su ansiedad como algo normal y sin importancia. Si usted lo considera algo poco importante, también será así para su hijo.

7. Si el miedo es real, dígale cómo puede manejar situaciones específicas en caso de que éstas se presenten. Plantee algunas situaciones reales y ayúdelo a pensar opciones de respuesta. Si “eso” sucede, ¿qué podría hacer? Preparar una reacción de antemano lo ayudará a asustarse menos.

8. Averiguar si sus miedos tienen que ver con la seguridad y el maltrato, o con el hecho de verse mal y deficiente. ¿Cuál es el miedo básico que enfrenta su hijo? Algunos chicos tienen una inclinación psicológica hacia una necesidad de control y se sienten inseguros y ansiosos si no lo tienen. Algunos chicos tienen una necesidad enorme de reconocimiento porque su ansiedad se refiere a no ser suficientemente buenos. Otros temen el rechazo o el abandono. Al entender qué miedos constituyen el núcleo de los problemas de su hijo, entenderá qué necesita.

9. Enseñar a los niños que su valor no cambia. Si su hijo tiene miedo a fracasar o a no ser lo bastante bueno, puede ayudarlo a cambiar la forma de ver el valor de todos los seres humanos en el nivel de principio fundamental. Eso le hará cambiar la forma de ver su propio valor. Enseñe a su hijo que todos los seres humanos tienen el mismo valor y que ese valor no puede cambiar.

Ayúdele a recordar que más allá de que gane o pierda, de que obtenga buenas o malas notas, seguirá teniendo el mismo valor que todos los demás. Ayúdele también a dejar de juzgar a los otros y dejará de juzgarse a sí mismo.

10. Enseñe a su hijo que el mundo es un lugar seguro. En la infancia se desarrollan muchas de nuestras creencias subconscientes. Es crucial enseñar a los niños a ver el mundo como un lugar seguro cuando son pequeños. Si ven la vida como algo peligroso, el miedo a la pérdida los acosará el resto de su vida.

Debemos ayudarlos a entender que si bien pueden ocurrir cosas malas, sólo ocurrirán si aportan lecciones importantes y esas lecciones nos ayudan a crecer. Ayudemos a nuestros hijos a entender que la vida no trata de golpearlos o lastimarlos; sólo presenta experiencias facilitadoras para ayudarlos a ser mejores y más fuertes. Esta mentalidad sentará un fundamento sólido de fuerza y ayudará a los niños a manejar la vida con confianza.

(Tal vez necesitemos cambiar o trabajar nuestras propias creencias sobre la vida para poder enseñarlas. Los niños aprenden más de cómo vivimos que de lo que decimos. Es necesario aprender a ver la vida y el universo como un lugar seguro (un aula creada divinamente) y superar nuestros propios miedos a la pérdida para poder enseñar estos principios a nuestros hijos. Quizá convenga buscar ayuda profesional en este sentido).

11. Ayudar a nuestros hijos a reconocer la diferencia entre miedos que nos ayudan y miedos que nos lastiman. Los miedos que nos ayudan son los que nos motivan a actuar. Los miedos que nos lastiman nos paralizan y nos llevan a la inacción. Tener miedo a los extraños es un miedo útil porque nos lleva a ser cuidadosos. Tener miedo a hablar con alguien o conocer gente nueva es un miedo perjudicial. Lleva a la inacción y nos impide hacer nuevos amigos. Enseñe a su hijo a preguntarse: “¿La preocupación o el miedo con respecto a esto sirve para algo?” Puede incluso representar algunas situaciones de miedo y ayudar a su hijo a identificar si ese miedo es útil o no.

12. Enseñar técnicas de relajación y para calmarse. Todos debemos aprender a calmar nuestra respuesta de lucha o huida. Si lo aprendemos de niños, nos servirá para toda la vida.

Si la ansiedad de su hijo le impide disfrutar de la vida, le recomiendo que busque ayuda profesional y analice soluciones naturales antes que farmacéuticas. Hay muchas opciones disponibles, pero si todo lo demás fracasa, busque ayuda profesional.

Usted puede hacerlo.