El conflicto entre Israel y Hamas es una situación complicada de resolver. Las disputas entre los árabes palestinos y los judíos israelíes se originan en factores históricos, religiosos y geopolíticos, y parece que no hay una solución definitiva para este problema.
En la región de Medio Oriente, el conflicto entre Israel y Palestina continúa sin descanso y desde el pasado sábado se ha desencadenado un nuevo episodio de esta confrontación. En esta ocasión, cientos de miembros del grupo terrorista Hamas han ingresado a Israel, ocasionando la muerte de al menos 900 personas, dejando heridas a unas 2500 y llevándose como rehenes a decenas de hombres, mujeres y niños.
El conflicto entre los palestinos árabes y los israelíes judíos tiene sus raíces en la historia, la religión y la geopolítica, y parece ser interminable.
La disputa se centra en la tierra conocida como la antigua Canaán. Los judíos la consideran un regalo divino, mientras que los palestinos la ven como su hogar legítimo. Esta lucha comenzó en Basilea, Suiza, en 1897, durante el Primer Congreso Sionista. En este congreso se acordó buscar un hogar en la Palestina otomana para los judíos que sufrían persecuciones en Europa.
Después de la Primera Guerra Mundial, los británicos tomaron el control de Palestina y respaldaron la idea de establecer un lugar para que los judíos pudieran llamar hogar. Sin embargo, esto generó más conflicto y oposición por parte de la población árabe mayoritaria.
La llegada de inmigrantes judíos empeoró la situación y los enfrentamientos violentos se volvieron más habituales.
En el año 1947, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso una solución al conflicto en Palestina a través de su división. Mientras que los judíos aceptaron esta propuesta, los árabes palestinos y los líderes de países como Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Siria, no estuvieron de acuerdo.
En 1948, Israel fue oficialmente establecido como Estado y los cinco países mencionados anteriormente le declararon la guerra. Israel logró ganarla y aumentó sus territorios, lo que provocó que muchos palestinos tuvieran que abandonar sus hogares en masa.
En esta situación complicada, aparte de Israel, hay dos grupos palestinos que se destacan: Fatah y Hamas.
Fatah, una organización que se estableció en 1963 con la meta de liberar Palestina mediante la lucha armada, ha experimentado cambios en su postura a lo largo de los años. En 1988, proclamó la independencia de Palestina y en 1993, oficialmente reconoció el derecho de Israel a existir en paz y seguridad. Actualmente, Fatah está a cargo de la administración de Cisjordania.
Hamas, que significa Movimiento de Resistencia Islámica en árabe, fue creado en 1987 con el propósito de resistir la ocupación israelí de los territorios palestinos tanto en el ámbito político como militar. Su objetivo principal es establecer un estado islámico en toda la Palestina histórica, lo cual incluye Israel, la Franja de Gaza y Cisjordania. A diferencia de otros grupos, Hamas no busca llegar a un acuerdo de paz con Israel y su objetivo es la desaparición del país. Debido a sus numerosas actividades violentas, como atentados suicidas, ataques con cohetes y secuestros, tanto contra objetivos militares como civiles israelíes, Hamas es considerado una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Canadá, entre otros países. Estas acciones han provocado represalias por parte de Israel, lo que ha llevado a un ciclo de violencia continuo. Desde 2007, Hamas ha estado gobernando la Franja de Gaza.
La competencia entre Fatah y Hamas dificulta aún más los intentos de alcanzar la paz y divide aún más la representación política de Palestina.
El conflicto no se reduce a una dicotomía simple. En realidad, es una compleja combinación de diferentes tonalidades de grises, en las cuales ambas partes tienen sus propias motivaciones y resentimientos. Sin embargo, hay una certeza clara: la paz no se logrará a menos que se busque sinceramente un entendimiento mutuo y que el mundo en su totalidad condene cualquier tipo de acciones violentas, sin importar su origen o procedencia.
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