Esta narración está llena de actitudes egoístas, arrogancia y resentimiento. Al igual que muchas historias que se desarrollan constantemente, en cualquier lugar y en cualquier momento.
En Perú, una mujer decidió demoler su casa ladrillo por ladrillo en lugar de entregársela a su suegro. La justicia del país le otorgó la propiedad al suegro, alegando que él era el legítimo dueño del terreno donde se construyó la casa. La mujer, al ser despojada legalmente de su propiedad, optó por destruirla en lugar de cederla.
Una narración que contiene elementos de egoísmo, arrogancia y resentimiento. Al igual que muchas otras que se desarrollan constantemente en diferentes lugares y momentos.
Hace poco tiempo, en este mismo lugar, hablaba sobre las noticias positivas que ocurren a nuestro alrededor y que a menudo pasamos por alto, quizás como esta. Creo firmemente que los seres humanos están destinados a hacer cosas buenas, a buscar la belleza y a construir. Sin embargo, también es evidente que tenemos la capacidad de hacer lo contrario, causar daño y destruir, como demuestra este ejemplo.
No veo ningún error lógico en todo este comportamiento. Ni el suegro al reclamar esa propiedad, ni la justicia al otorgársela, ni siquiera la mujer. Lo que sí veo, como ya mencioné, son muchos valores negativos que condimentan el caldo de una poción mortal que todos bebieron hasta la última gota: la degradación. Y es que el mal actúa de esa manera: comienza con una justificación lógica o coherente con la realidad, continúa con un “¿por qué a mí?” y poco a poco se expande como un cáncer maligno envenenando todo el ser hasta que actúa de formas tan absurdas que la razón misma no puede comprender. Así que no debería sorprenderle a usted que este no sea el final de la historia.
En primer lugar, hay un hombre que, después de haber construido una familia y una propiedad junto a su esposa, decide marcharse sin más. La razón podría ser que se acabó el amor o que encontró a alguien más. Tal vez hubo alguna situación difícil que lo dejó sin fuerzas, y el amor por sí mismo prevaleció sobre el amor por su familia. Luego está otro hombre que quiere afirmar: “esto es mío y no importa quién intente quitármelo o lo que le suceda, vendrá hacia mí”. Y finalmente, está una mujer que se aferra a la idea tan destructiva de “si no puede ser mío, entonces no será de nadie más, lo reduciré a cenizas”. No importa todo lo que ella tuvo que sacrificar durante años para construirlo: tiempo y dinero. Todo se acabó en cuestión de horas.
¿Cuál es tu conclusión? ¿Qué consecuencias deja el mal a su paso?
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