Los animales demuestran que el amor y la nobleza se interponen ante cualquier cosa, incluso entre la diferencia de especies. Como la historia de Lilo, una Husky Siberaniano que salvó la vida de una gatita recién nacida, la cuidó y protegió hasta que creció sana y fuerte. El vínculo que formaron se hizo tan grande que la felina se comenzó a comportar como un perro.
Los dueños de Lilo rescataron a la gatita de las calles cuando apenas tenía 2 semanas de edad y la llamaron Rosie. La pequeña se encontraba desnutrida y letárgica, así que intentaron alimentarla con leche en un biberón, pero se negó. Entonces, la Husky decidió intervenir para ayudarla a sobrevivir.
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Husky se vuelve madre de una gatita
Lilo se acercó a la gatita y la abrazó con su cuerpo para darle calor, así permanecieron durante varias horas. De pronto, la cría entró en confianza y comenzó a intentar succionar de la perrita. Al ver la escena, los rescatistas le dieron el biberón y por fin, lo aceptó. Posteriormente, volvió a acurrucarse con la Husky y se quedó dormida.
“Por algún milagro, la gatita comenzó a amamantar a Lilo y Lilo se puso en ‘modo mamá’. Desde entonces, Rosie ha mejorado mucho y sus ojos se abrieron. Probablemente sea seguro decir que ha superado lo peor”, escribieron en Instagram
El instinto maternal de Lilo salió y se mantuvo al lado de la felina llenándola de besos y cariño. Pronto, se volvieron inseparables como madre e hija, así que los dueños terminaron adoptando a Rosie, quien adquirió comportamientos de un perro, por ejemplo, se acostumbró a pasear con correa y empezó a jadear como un cachorro.
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“Si todos amaran de la forma en que lo hicieron Lilo y Rosie, no habría maldad en este mundo. Su mensaje para todos es: ¡el amor no se ve con los ojos, sino con el corazón!”, dicen sus dueños
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Los años pasaron y ahora Rosie es una gatita adulta. Su amistad con Lilo ha perdurado hasta la actualidad. Además, tiene más hermanos Husky con los que se lleva muy bien. Todos han aprendido a convivir con la minina. ¡Es una hermosa familia!