Alguna vez les contamos de que existen botellas de whisky que llegan a costar millones de dólares por una sola botella, y muchos creen que el líquido que se encuentra dentro debe ser una especie de bebida de los dioses con un sabor excepcional que vale cada uno de los dólares invertidos, pero expertos han señalado muchas veces que el precio no es lo más importante al momento de elegir una buena botella ya que hay whiskies baratos que saben tan bien o incluso mejor que los que llegan a costar más.
Lo importante en el whisky son los ingredientes, el proceso de envejecimiento, la forma en la que se almacena e incluso la temperatura del lugar donde se produce, todo eso ayuda a darle distintos sabores y a resaltar los ingredientes. Claramente los whiskies baratos no pasan tanto tiempo almacenados, producirlos requiere una menor inversión y las botellas no son exactamente caras o exclusivas, pero eso no quiere decir que no tengan un gran sabor.
Existen muchos whiskies allá afuera que no cuestan demasiado, pero saben como si hubieras pagado una fortuna por ellos, y nadie va a notar la diferencia.
Mientras una botella de Macallan, una de las más caras de la historia, se vendió por más de un millón de dólares (precio que se debe en gran parte a que la botella es única en su tipo y cuenta con una etiqueta pintada a mano por un artista que solo hizo una), otras de Johnnie Walker o Glenmorangie se han convertido en las favoritas de los que gustan de esta bebida escocesa por dos razones de peso. La primera es que tienen un gran sabor, la segunda es que no tienes que pagar demasiado para conseguirlas.
Buchanans Deluxe 12 años
Este whisky es un ejemplo de ello, ya que la botella actualmente cuesta menos de 700 pesos mexicanos. La bebida es de color ámbar brillante y el sabor tiene notas de naranja y chocolate, complementado con cítricos y miel que aporta dulzura, además cuenta con un contenido alcohólico 40%.
GQ.