Los gatos tienen muchos beneficios en las vidas de las personas, como su ronroterapia, que tiene efectos terapéuticos, generando bienestar psicológico y físico. Su manera de asearse a sí mismos sin la intervención de nadie, su personalidad autónoma, la cual los hace perfectos compañeros para niños y adultos, su personalidad voluble cuando son mininos, pudiendo así, entrenarlos.
La gente no se imagina la relevancia e impacto que puede tener una mascota, en especial y en este caso, un gato, en la vida de un niño. Cuando éste entiende que el micho no es un juguete, busca su aprobación y amistad. Kayla Nelson, una bloguera de estilo de vida y madre, cuenta su experiencia y da consejos al respecto.
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1. Los niños aprenden a ser corteses gracias a los gatos
Kayla Nelson, le contó a Litter-Robot que sus hijos aprendieron a ser respetuosos por querer ser amigos de un gato llamado Apollo cuando ella lo llevó a casa. Cuenta que tenían 1 y 3 años cuando el ragdoll apareció en sus vidas. Los niños entendieron rápidamente que debían ser amables con él, haciéndose más conscientes de su entorno.
2. Los niños se enseñan a ser pacientes a causa de los gatos
Kayla sugiere que antes de que los niños y un gato se conozcan, es importante que el gato conozca su entorno solo. Los pequeños aprenden a tomarse las cosas con calma respecto a ellos, ya que si lo persiguen y atrapan, probablemente terminarán arañados. Si buscan hacerse amigos del minino, deberán tener tolerancia.
3. Los gatos vuelven a los niños más responsables
Por los cuidados que requiere un gato, se fomenta de manera inmediata la responsabilidad. Kayla dice que su hija de apenas 4 años alimenta a Apollo todos los días y se siente bien con ello. Claro que debe existir la supervisión de un adulto, pero un niño de 3 o 4 años podría comenzar a aprender lo que su gato requiere, puesto que ambos están en un espacio límitado, que es la casa.
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4. La mayoría de los gatos son perfectos compañeros para los niños
Kayla sugiere adoptar gatos de mayor edad a niños pequeños, ya que son más tranquilos, y gatos pequeños a los niños más grandes, para que puedan jugar juntos. Nos dice que las razas de gatos como el birmano, el británico de pelo corto, el persa y el muñeco de trapo son más tranquilas. En cambio, los abyssinnian, bengal, cornish rex, munchkin, sphynx y muchos más, son más juguetones. No deja por ello, cerrada la posibilidad de tener una experiencia positiva sin que se tomen en cuenta la raza o la edad del gato y de los niños.
5. Los gatos son capaces de estimular el sistema inmunológico de los niños
Hay estudios recientes que demuestran que tener un gato o un perro en casa en el primer año de vida de un bebé puede mejorar su sistema inmunológico, disminuir la cantidad de resfriados e infecciones respiratorias y prevenir el desarrollo de asma y alergias años más tarde.
