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martes, septiembre 24, 2024

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4 mitos comunes sobre los gatos, entérate si son ciertos o falsos

Nuestros amigos gatunos tienen su propia manera de expresarse, la cual a veces no solemos comprender porque los comparamos con las nuestras. Aprende a identificarlas con este artículo, en el cual verás los cuatro mitos más comunes que hay sobre ellos. Además te hablaremos a detalle sobre las consecuencias que pueden tener y qué medidas tomar para tratarlas según expertos.

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1. Siempre que tu gato te muestra su vientre quiere que lo acaricies

¿Te imaginas que tu gato al mostrar su vientre en lugar de querer afecto busque defenderse de lo que considera un ataque? Pues eso puede ocurrir, ya que es una posición adecuada para atacar y cubrir los órganos vitales. Existen varias razones por las cuales tu gato muestra su abdomen, así que antes de acariciarlo, es necesario asegurarse de que eso es lo que busca. Puedes averiguarlo frotando antes otras partes de su cuerpo, como su cabeza, barbilla y hombros. 

El lenguaje corporal de tu amigo puede ayudarte a entender mejor qué es lo que pretende. Si al hacerle mimos en su cabeza comienza a tener espasmos y a latiguear su cola, y esto está acompañado de una inclinación de orejas y bigotes, lo mejor será darle su espacio. A muchos dueños de felinos les gusta usar las manos para jugar con sus gatitos, sin embargo esto puede no ser tan grato al momento de recibir respuesta de la mascota.

El juego es la segunda razón por la cual un minino se acuesta boca arriba. También puede hacerlo sin intención de jugar, de defenderse o de que lo toquen, a veces simplemente quiere relajarse, y hace esta posición porque se siente en un espacio seguro.

2. Los gatos actúan por rencor

Es normal que los humanos, al querer relacionarnos con otras especies, caigamos en el antropomorfismo. Esto quiere decir, que le atribuyamos conductas humanas a los animales no humanos. Por ejemplo, el rencor. Este mito es demasiado común y peligroso, puesto que no se atiende el problema real que podría estar generando que el gatito no actúe como solía hacerlo. Es importante deshacerse de este mito e investigar a qué podría deberse cierto comportamiento. Puede que incluso, en lugar de rencor tenga miedo.

3. Los gatos no pueden ser entrenados

Los gatos pueden tener problemas de conducta por muchos factores que se deben considerar, pero es muy poco probable que no tengan solución. Como mencionamos antes, pueden deberse a traumas o a algo que les incomode. Es muy importante confirmar que sí pueden ser entrenados, porque muchos gatitos adoptados podrían terminar en el abandono por esta situación. 

Los michis pueden aprender comportamientos básicos y hasta trucos divertidos, como darse la vuelta, chocar la patita con una palma, entre otros. Una ventaja que tienen los gatos es que son muy independientes, por lo que desde mininos aprenden a ir al arenero cuando lo necesitan, a diferencia de un perro, que debe entrenarse para que evacúe en un lugar específico. 

  • Qué no hacer al entrenar a un gatito

Es sencillo entrenar a un felino, y no hay mejor forma de hacerlo que premiándolo, en lugar de castigarlo. Esto último sólo puede empeorar la situación. Un método de entrenamiento positivo incrementa las posibilidades de aprendizaje. Se recomienda el nulo uso de aversivos, como gritarle, rociarle agua e incluso hay quienes les dan descargas eléctricas. No sólo se empeora el problema y se pierde el vínculo con el animal, sino que no lo arregla, puesto que el gatito esperará a que estés ausente para tener el comportamiento que deseas evitar.

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4. Los gatitos no necesitan socializar

Aunque no lo creas, es de suma importancia para la vida de un gatito su socialización. Los gatos pueden ser tan extrovertidos como los perros si tienen una relación desde pequeños con otros animales y/o personas. Entre las dos y siete semanas el minino empieza a identificar qué es peligroso y qué no de su entorno.

Si tu pequeño amigo convivió con otros gatos, animales o personas durante esas semanas, muy probablemente crece con una personalidad sociable, que no sea tan nervioso e inclusive las visitas con el veterinario no sean un problema. Ha aprendido a confiar en su alrededor. Es un comportamiento parecido al que tenemos los humanos: cuando a un niño se le sobreprotege se vuelve más desconfiado e introvertido.

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