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martes, septiembre 24, 2024

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Comentarios efímeros sobre el entrenamiento emotivo-volitivo

Algunas consideraciones de investigación acerca del entrenamiento emotivo-volitivo. Hay que decir que algunos entrenadores ya saben que un entrenamiento dividido de la técnica, táctica o preparación física es limitado. Es decir, se trata de trabajar en  forma interrelacionada y con objetivos técnicos, tácticos y físicos. Además un deportista no sólo depende de estos aspectos, también hay que tomar en cuenta el factor psicológico, más aún ahora con las grandes influencia coaching. Es tiempo entonces de hablar en tanto la persona del deportista, esto es considerando una estructura hipercompleja que contempla interacciones y retroacciones de las estructuras creadas por  Francisco Seirul·lo. Este autor divide el comportamiento del deportista en varias estructuras y propone optimizarlas desde una perspectiva sistémica, en donde será priorizada la que el entrenador determine en función del principio de la individualización.

Por ello es fundamental que el entrenador conozca y comprenda la dinámica de persona deportista de cada atleta en una dinámica sistémica. Se trata de un sistema complejo que participa en un proceso pedagógico amplio que representa al entrenamiento deportivo como un todo.  Ahora bien, hay una amplia bibliografía sobre las estructuras que presenta Seirul·lo. Son estructuras que a menudo suponen un reto de trabajo en las sesiones de entrenamiento; se trata entonces de la mental, la socio-afectiva, la expresivo-creativa y la emotivovolitiva. Así pues, algunos entrenadores optan por no introducirlas de forma preferente en sus entrenamientos, dejando estas estructuras en un segundo plano, ya sea mediante reglas potenciadoras de situaciones en las cuales el deportista deba tener en cuenta objetivos relacionados con dichas estructuras o directamente, evitando utilizarlas dentro de la sesión y usándolas en las charlas a nivel grupal o individual. Sin embargo, me parece indispensable que este entrenamiento debe ser incluido como parte de un todo, esto es porque parte de un proceso psico pedagógico completo y complejo.

Así es, la estructura emotivo-volitiva, es aquella que nos mueve a hacer acciones por las cuales conseguimos la satisfacción del deseo personal de obtener reconocimiento o la satisfacción de haber hecho bien la tarea. También la podemos relacionar con las necesidades personales. Las necesidades a satisfacer, la urgencia en la actuación para satisfacer las expectativas del deportista, en mi caso, en un determinado combate o competencia de poomsae, activan los sistemas de la estructura emotivo-volitiva.

Aunque todo el mundo pueda tener una comprensión genérica de esta estructura, es necesaria una prospección más profunda para encontrar objetivos concretos que sean trasladables a una sesión de entrenamiento. Es para eso importante, que los entrenadores consulten a psicólogos, o incluso los hagan participar de la elaboración y realización de la sesión de entrenamiento. Por esto mismo se trata de ser lo más eficientes posibles, respecto a las motivaciones del deportista en cuanto a la práctica deportiva. Es lo que sugiere la Teoría de la Autodeterminación de Ryan, R. y Deci, la cual señala que se trata de explorar y explicar la motivación humana desde un enfoque basado en necesidades y que pone el acento en el grado en que las personas escogen sus conductas.

 Podemos decir que lo que mueve al deportista a hacer una tarea y, en general, a practicar el deporte se puede dividir en dos necesidades: la que proviene de su interior, o intrínseca; y la que proviene del exterior, o extrínseca. Esta última es la que recibe el deportista por parte de otras personas de forma directa o indirecta; ya sea con el reconocimiento de compañeros o de la sociedad, el dinero o desde un punto de vista punitivo, para evitar un castigo de, por ejemplo, el entrenador, los compañeros de equipo o de la prensa. Esta es la que más dominan los entrenadores, ya que por la propia definición es relativamente sencillo que el entrenador, al ser una persona externa al deportista, pueda intervenir en el deportista mediante el uso de ella.

Por otra parte, la conducta intrínsecamente motivada es aquella que no tiene otro objetivo que el propio placer o interés personal en realizarla. La motivación intrínseca, por tanto, encuentra su fundamento en una serie de necesidades psicológicas definidas que incluyen, entre otras, la causación personal, la efectividad y la curiosidad. Entonces en el caso de la intrínseca se debe a una necesidad psicológica innata de sentirse competente y de sentirse autodeterminado. También la búsqueda y el desarrollo de relaciones seguras y conectadas con otros. Por tanto, podemos subdividir la motivación intrínseca en la búsqueda de la competencia, de la autonomía y de las relaciones.

Si consideramos que la motivación extrínseca es ampliamente conocida y ya utilizada por los entrenadores y otras personas que puedan intervenir en el rendimiento del deportista se trataría de centrarse en la optimización de la motivación intrínseca para balancear el peso de ambas motivaciones mediante objetivos que conseguirán estas necesidades psicológicas. Los deportistas encuentran motivante sentir que están mejorando en eso que están llevando a cabo. Por otra parte en cuanto a la autonomía en la toma de decisiones, los deportistas encuentran motivante notar que pueden decidir cómo y cuándo hacer eso que están realizando. En cuanto al desarrollo de sus relaciones personales, los deportistas encuentran motivante sentir que mejora la relación con los compañeros en las tareas.

Así es que dar un orden y una disciplina alrededor de las tareas que se encaminan a los objetivos del deportista sería un buen punto de partida para incorporar estos conceptos a la sesiones de entrenamiento. A manera de un ejemplo de tarea donde la estructura preferencial es la emotivo-volitiva, concretamente, tendríamos a la optimización de la motivación intrínseca, pues las destrezas tácticas continúan su proceso de integración en estructuras más complejas de acción, que permiten al deportista realizar modificaciones de su conducta competitiva en forma instantánea y con una efectiva utilización de sus recursos técnicos y condicionales.

Dado que en la aplicación de este principio, las exigencias físicas provocan cansancio extremo en los deportistas, el cual puede tornarse extenuante y con ello  el incremento de la carga psíquica puede provocar problemáticas psicológicas asociadas a este factor; Valdés (2002), establece que los métodos de preparación psicológica especial son los considerados como aptos en esta temporada de preparación emocional, ya que la persona vive en una constante carga física y mental, y deben fortalecerse los aspectos emocionales en el siguiente orden: Por su influencia sobre la cantidad de activación. Determinación de objetivos. Relajación. Supresión de pensamientos o emociones negativas. Cambios de atención y actividad. Descanso dirigido. Inducción de energía y estados de ánimo positivos. También puede ser por su influencia sobre los factores cognitivos de la regulación. Desensibilización sistemática. Hipnotismo. Visualización de situaciones de éxito. Fijación de estados emocionales positivos. Identificación con imágenes. O bien por su influencia sobre las estrategias de afrontamiento. Participación en competiciones. Modelación de competiciones. Inoculación de estrés. Entrenamiento asertivo. Juego de roles. Otra más sería por su influencia sobre elementos de la personalidad. Evaluación sistemática del rendimiento. Regulación de la autovaloración. Reforzamiento del esfuerzo y el resultado. Dosificación de esfuerzos volitivos.

 Al inicio del ejercicio de la psicología del deporte como profesión, al escuchar a metodólogos y entrenadores especializados hablar sobre etapa general y especifica, se desconocía por completo estos términos, y lo más complejo era fusionar el trabajo de preparación psicológica con este principio fundamental; por muchos años fue abordado de manera empírica, hasta que psicólogos y especialistas del deporte se dieron a la tarea de construir conocimientos, mediante la investigación que aportaron bibliografía relacionada con el tema, por lo que Valdés, (2002), establece que en la intervención de técnicas y métodos psicológicos debían estar estrechamente vinculados con el ciclo de entrenamiento deportivo, así, encontramos estos métodos psicológicos de preparación general y los métodos de preparación específica o especial.

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