Isaac Ramírez – enero 11, 2020
Tras la nula respuesta que recibió la industria restaurantera del Estado de México y de la Ciudad de México al llamado de auxilio «O abrimos o morimos», tras la extensión del semáforo rojo, se estima que alrededor del cinco por ciento de los más de 126 mil establecimientos de venta de alimentos que existen en ambas entidades, reabrirán sus puertas nuevamente este lunes para recibir a sus clientes con todas las medidas sanitarias.
A pesar de que, con el alargamiento del confinamiento para evitar el aumento de contagios y hospitalizaciones por COVID-19, continúa la prohibición de que estos negocios mantengan exclusivamente la venta a domicilio o para llevar, empresarios restauranteros advirtieron que han decidido no llevar a cabo la medida por más tiempo, ante la desigualdad de condiciones que existe con el sector informal que ofrece alimentos en la calle y la imposibilidad de seguir manteniendo sus establecimientos con las mesas recogidas.
«No tenemos ya nada qué perder. Llevamos más de cinco meses cerrados o con la modalidad del servicio a domicilio, pero la gente no quiere estar así, nuestros clientes nos demandan la atención y que estemos abiertos. Solo tenemos 10 por ciento de los clientes que teníamos antes de la pandemia y los gastos siguen siendo los mismos. Los municipios te cobran el agua y el predial exactamente igual, aunque demandes menos. La CFE (Comisión Federal de Electricidad) no le ha bajado a sus consumos, porque te cobra el servicio estimado promedio como antes del confinamiento. Es imposible, porque tienes una lealtad con tus empleados, porque también sus familias dependen de esto», comentó el dueño de un restaurante de Naucalpan.
De acuerdo con Ana Arochi, dueña del restaurante Biarritz, en la capital mexiquense, en los últimos días, varios dueños de estos restaurantes se comenzaron a manifestar a favor de reabrir sus puertas, aunque la autoridad no lo permitiera, ante la desesperación que existe por generar ingresos en sus negocios y la falta de atención de las autoridades a su llamado, aunque, en su caso, se pronunció por no caer en esta decisión, pues teme que las verificaciones por parte de las autoridades estatales y municipales originen la clausura o suspensión de su establecimiento, lo cual se haría insostenible.
Recordó que, de los 32 empleados que tenía hasta antes de la pandemia, solo conserva al 30 por ciento, ante la dificultad de seguir pagando nóminas y prestaciones, así como impuestos y servicios para seguir sacando adelante su negocio, pues no han recibido ningún tipo de apoyo gubernamental durante este periodo y, en 10 meses, solo han podido operar cuatro y apenas con el 30 por ciento del aforo permitido.
El presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes (Asbar) del Estado de México, Patricio Gonzalez Suárez, aseveró que la decisión que asumieron este fin de semana los restauranteros, es un acto desesperado de una industria que se está muriendo día con día y que no encuentra eco en la autoridad, a pesar de que se ha demostrado que el aumento de contagios del COVID-19 no está ocurriendo en estos establecimientos, pues se estima que apenas uno por ciento de los trabajadores resultaron enfermos de este virus, tras la reactivación económica.
Apuntó que el organismo empresarial no está alentando esta apertura adelantada, pero respeta la decisión que han tomado algunos de sus integrantes de abrir este lunes con un aforo máximo del 30 por ciento, pues aseveró que las autoridades de los tres niveles han orillado a los restauranteros a hacerlo, ante la falta de una estrategia clara que frene los contagios y, por el contrario, han permitido la proliferación del ambulantaje, incluyendo el de la venta de alimentos en la calle, sin que se realicen acciones reales para generar una competencia leal con este sector informal, donde probablemente esté ocurriendo este aumento de casos, al no sujetarse a medidas mínimas sanitarias.
«Nosotros llevamos tres semanas cerrados y estamos en el pico más alto de contagios con más de 13 mil en un solo día y siguen subiendo. Duele que mientras al sector informal le están dando todas las facilidades, nosotros no tengamos ningún tipo de apoyo. El gobierno está orillando a los cerca de 300 mil trabajadores de esta industria que hoy no están percibiendo un salario, a salir a la calle para buscar un sustento y ahí es dónde se están registrando los casos», explicó.
Lamentó que las autoridades perciban que los inversionistas o emprendedores de un restaurante cuentan con dinero para seguir pagando las nóminas de sus empleados, lo cual no es correcto, pues muchos viven al día, al tiempo en que han tenido que invertir sus ahorros para adecuar sus instalaciones y comprar los insumos necesarios para proteger a su personal y a sus clientes y seguir cubriendo sus gastos de operación, lo cual no ha sido reconocido por los gobiernos mexiquense y capitalino.
«Cuando hemos tenido nuestras mesas abiertas, no han subido los contagios, se han mantenido estables, cuando sí sucede es cuando la gente sale a la calle, no salen a trabajar y están de ociosos y realizan reuniones privadas, fiestas, parrilladas, en sus casas, sin ninguna prohibición. Ahí es donde ocurren hasta el 70 por ciento de los casos», dijo.
Por otro lado, Patricio González reprochó las declaraciones de la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum Pardo, quien acusó que se trata de un acto de rebeldía o de un desafío del sector hacia las autoridades, pues consideró que se trata de una necesidad real del empresario de generar ingresos para su familia y la de sus trabajadores, mantener de pie su negocio y los empleos que éste genera, pues mientras en países como Reino Unido, los integrantes de la industria han recibido hasta 12 mil dólares para enfrentar la emergencia sanitaria, en México, se les ha abandonado.