Una jabalina es una lanza diseñada para ser arrojada. En sus principios ésta fue usada por cazadores prehistóricos y por los guerreros en combate. A manera de evidencia se han hallado en muchas sepulturas de guerreros, celtíberos o jabalinas de hierro, inclusive en el tapiz de Bayeux se representa una batalla con jabalinas lanzadas al aire contra el ejército enemigo. Vale la pena señalar que con la intención de darles mayor fuerza de impulso y recobrarlas después de haberlas arrojado, se ataban algunas en el medio con una correa al soldado, que se conoce con el nombre de amiento, del latín amentum. Así es que la jabalina antes de ser un elemento deportivo era un arma de guerra y al mismo tiempo de supervivencia, pues se utilizaba para la caza y pesca. La jabalina de guerra era del tamaño de quien la utilizaba, delgada como el dedo humano y afilada en la punta. Por otra parte, la que se usaba para competencia era redonda en la punta y el centro de gravedad era una correa de unos cuarenta centímetros que se enrollaba a ella, el competidor metía el índice y el pulgar y la lanzaba de una forma circular y así poder, inclusive, triplicar la distancia.
Se trata de un palo alargado que, con la tecnología moderna, construye ahora de fibra de carbón. La punta puede ser metálica o de goma. En la modernidad la jabalina que utilizan los competidores varones no debe pesar menos de ochocientos gramos y tiene entre 2.6 y 2.7 metros de longitud, así como un diámetro de 25 a 30 cm en su parte más gruesa. Ahora bien, la cabeza metálica tiene de 25 a 33 cm de longitud. En el caso de las damas, no debe pesar menos de seiscientos gramos con un largo de entre 2.2 a 2.3 metros y un diámetro de 20 a 25 milímetros en su área más gruesa, la cabeza metálica tiene de 25 a 33 cm. de longitud.
Ahora bien, retomando al mundo antiguo, ahí se utilizó la jabalina y, aún hoy, en algunas agrupaciones tribales se usa como arma de defensa y como herramienta para la caza. Los nórdicos la utilizaron como los otros pueblos y en especial los finlandeses, que la tienen como el símbolo de la libertad de su nación. De acuerdo con pinturas y otros descubrimientos arqueológicos, hay evidencias de que los chinos por el año cuatro mil antes de Cristo, lo practicaron junto con los egipcios; pero se cree que el lanzamiento de jabalina es más antiguo. Se practicaba lanzando a un blanco y a distancia. Al parecer se remonta como deporte al año 708 a. C, se dice que formaba parte de un pentatlón que se conformaba por una carrera de 180m, lucha, lanzamiento de disco y lanzamiento de la jabalina. Se dice en los dominios de la mitología griega que fue Heracles el primer gran campeón.
Ya hablando de los tiempos contemporáneos fue en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, en donde se incorpora la mujer a la competencia de esta disciplina. Ahora bien, en cuanto a la dinámica de este deporte tenemos que un lanzamiento es inválido si el competidor toca fuera del área de carrera, si lanza la jabalina fuera del área donde debe caer o si la jabalina no toca primero el suelo con la punta. Todos los lanzamientos deben caer entre estas dos líneas. El juez o árbitro de campo le indicará al lanzador con una bandera blanca cuando él puede realizar su intento. El juez o árbitro de campo indicará con la bandera blanca que el lanzamiento es válido o nulo con la bandera roja. Cada lanzamiento se mide inmediatamente desde el primer contacto de la jabalina con el suelo hasta el centro del círculo del que forma parte el ángulo; el resultado se da a cada competidor y gana aquel que haya conseguido el lanzamiento más largo. En el inicio del lanzamiento, los competidores toman la jabalina cerca de su centro de gravedad, de ahí corren hacia la línea de marca y al llegar a ella, se giran hacia un lado de su cuerpo, echan para atrás la jabalina y preparan el lanzamiento. Es importante señalar que para mantener la velocidad durante la carrera mientras se echan hacia atrás para lanzar, el competidor dé un paso lateral rápido. Al llegar a la línea de marca, lanza la jabalina al aire. El lanzamiento se invalida si cruza la línea de lanzamiento o la jabalina no cae primero con la punta.
Hay que decir que el lanzamiento de jabalina es una especialidad atlética catalogada como una habilidad cerrada de carácter acíclico. Es decir, se caracteriza por la compleja organización de las acciones motrices y la intensidad del trabajo realizado en poco tiempo y en condiciones de competencia. Además, presenta una diversidad de acciones técnicas. Esta especialidad se diferencia del resto de disciplinas de lanzamientos por su elevada velocidad de ejecución. En un tiempo que oscila entre los 100 y 130 ms, los lanzadores de élite son capaces de acelerar la jabalina hasta alcanzar unas velocidades de despegue superiores a los 30 m/s. Es una destreza deportiva bastante compleja y difícil de dominar, ya que el atleta debe tener gran coordinación, fuerza, velocidad, entre otras habilidades físicas para lograr una buena ejecución. Se trata entonces de una de las tantas destrezas de la disciplina del atletismo. El objetivo es alcanzar la mayor distancia horizontal posible, y para ello se deben se tomar en cuenta los factores cinemáticos y una eficiente ejecución de la técnica. Sin embargo, también hay que señalar que es una disciplina que requiere también de una fase cíclica, en donde el objetivo más importante es conseguir la aceleración inicial del lanzador que suele realizarse a lo largo de ocho a doces pasos, en función del nivel físico y técnico del atleta, cada atleta debe conseguir una velocidad de carrera acorde a sus posibilidades de tal suerte que sea capaz de mantener el control de sus movimientos a lo largo del lanzamiento y de la fase final. Es importante mencionar que el atleta a lo largo de la carrera de impulso debe mantener la jabalina horizontal al suelo, situando la mano por encima de la cabeza, la palma dirigida hacia el interior y el codo del brazo portador separado del tronco. Además la mirada siempre al frente y la actitud general de una carrera en progresión.
Resumiendo, en el inicio del lanzamiento, los atletas toman la jabalina cerca de su centro de gravedad y debe agarrar la jabalina al nivel de los ojos, corren rápidamente hacia una línea de marca y, al llegar a ella, se giran hacia un lado de su cuerpo, echan hacia atrás la jabalina y preparan el lanzamiento. Cuando el lanzador comienza los pasos finales la jabalina tiene que mantenerse bien atrás, los hombros deben de mantenerse detrás o sobre la cadera y las piernas deben de ir al frente, provocando que todo el cuerpo se encuentre acomodado hacia atrás. Para mantener la velocidad durante la carrera mientras se echan hacia atrás para lanzar se realizan lo que se llaman los pasos cruzados, luego se hace la llegada del pie izquierdo con una mínima flexión de rodilla junto con el doble apoyo para contrarrestar la velocidad de la carrera y así transportar esa energía como fuerza para el lanzamiento en sí.
Ahora bien la fase acicliica, que será la que categoriza a este deporte, se lleva a cabo a partir de una referencia de carrera en la que el atleta comienza las actividades técnicas propias. Es decir, es la fase final del lanzamiento. En esta parte no se producen incrementos de velocidad horizontal del lanzador y el ritmo con el que se realizan los apoyos y los impulsos ayudan a la consecución de una posición de lanzamiento final más favorable.
Es también adecuado explicar que el patrón de movimiento empleado está basado en una acción secuencial caracterizada por el hecho de que los puntos más alejados de la jabalina alcanzan su máximo pico de velocidad antes que los más próximos a ella. Así es que el modelo ideal y teórico plantea como objetivo central el de conseguir la mayor velocidad posible del punto más distal del sistema en el instante lanzar la jabalina. De esta manera, la velocidad de despegue de la jabalina se reconoce como un factor decisivo para conseguir altos rendimientos.
Como podemos observar, el lanzamiento de jabalina es uno de los eventos de los Juegos Olímpicos con más historia, ya que se incluyó con la idea de reproducir una de las habilidades más apreciadas por las civilizaciones griega y romana, pues se utilizaba como instrumento de guerra y de cacería. Forma parte del programa olímpico desde 1896.
