El embarazo es una etapa llena de magia y alegría; sin embargo, es indispensable que las mujeres en período de gestación cuiden al máximo de su salud para evitar cualquier complicación.
Durante estos meses, es posible que la futura mamá experimente mucha sed, ¿es normal o es un motivo para preocuparse?
¿Por qué aumenta la sed durante el embarazo?
Desde que el embarazo inicia, no sólo el útero se prepara para alojar al bebé, sino que todo el organismo sufre cambios para este maravilloso proceso.
Por eso, es normal que se presenten algunas molestias ya conocidas, como mareos, náuseas, somnolencia y otros síntomas.
Otra señal que también puede ser bastante común, pero de la cual no se habla mucho, es la sed constante.
De acuerdo con National Health Service, esto es habitual durante la gestación, debido a que en esta etapa el metabolismo se altera, lo que provoca que se pierdan más fluidos; por ende, también se requiere de una mayor hidratación.
Además, el agua es necesaria para la producción del líquido amniótico, el cual protege al bebé dentro del vientre. La organización INATAL esclarece que también hay un aumento en el flujo renal durante el embarazo.
Debido a un complejo mecanismo de compensación, los riñones tienen que eliminar más bicarbonato y lo consiguen produciendo más orina de lo habitual.
Aunado a eso, en el último trimestre el útero presiona a la vejiga, lo que aumenta las ganas de ir al baño.
El cuerpo de la mujer necesita compensar la pérdida de líquidos ingiriendo más agua. Por todos estos motivos, la sed aumenta, lo cual se considera totalmente normal.
Sin embargo, en algunos casos, puede ser una señal de diabetes gestacional, ¿cómo identificar este problema?
¿Qué es la diabetes gestacional?
Se trata de un padecimiento donde el nivel de azúcar en la sangre aumenta en el embarazo, lo que a su vez puede traer problemas. En caso de no tratarse, es posible que se desarrolle diabetes tipo 2 más adelante.
Para identificar si la sed que se experimenta en esta etapa es un signo de diabetes gestacional, debe estar acompañada de los siguientes síntomas:
- La sed es excesiva y no se calma después de beber agua.
- Ganas de orinar frecuentemente y sin motivo aparente.
- Hambre constante.
- Fatiga.
- Pérdida de peso.
- Náuseas y vómitos.
Si se tiene alguna de estas molestias, es primordial acudir a revisión con un médico que pueda evaluar si el nivel de azúcar en la sangre es adecuado o está por encima o debajo de los parámetros recomendados.
En caso de que sea anormal, se recetará un tratamiento para que la mamá y el bebé se mantengan en buena salud.
Para evitar la diabetes gestacional, es importante que un ginecólogo dé atención durante el embarazo, así como llevar una alimentación balanceada y tener actividad física.