Manuel López – noviembre 27, 2020
Poco a poco, montones de escombros y basura han comenzado a ocupar parte de las Lagunas de Xico, considerado uno de los mayores espejos de agua para la Zona Oriente del Estado de México.
Ubicado sobre la carretera Chalco-Tláhuac, una de las más transitadas por habitantes del municipio de Valle de Chalco y la alcaldía Tláhuac, el sitio se ha convertido en un tiradero clandestino ante la mirada de las autoridades.
Esto, pese a que organizaciones ambientales han defendido su importancia para el reabastecimiento de los mantos acuíferos, y aunque transportistas han aprovechado para depositar cargamentos de cascajo de obras realizadas en comunidades vecinas.
«Ya tiene años esto. Vienen y tiran en la noche y en la mañana todo lo que ve ahí. Hasta enfrente de los policías de aquí de Valle (de Chalco)», reconocieron vecinos de la colonia San Miguel Xico.
De acuerdo con expertos, la zona permite la filtración de agua para los pozos comunitarios que abastecen a los habitantes de ambas demarcaciones, pero que ahora corre el riesgo de desaparecer por el incremento de la práctica ilegal.
Activistas lamentaron la falta de atención de las autoridades municipales que permitieron, desde 2013, la invasión de los terrenos aledaños a las lagunas, con el fin de rellenar el sitio y crear presuntamente nuevas colonias.
«Hemos denunciado esto desde hace varios años ante la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente del Estado de México, pero, en ningún momento, han hecho caso a este ecocidio que se está cometiendo frente a la mirada de todos», indicó Mauricio Rodríguez, vecino y activista.
A decir de los colonos, la complicidad de los gobiernos estatales y capitalinos, incluso solaparon grandes construcciones como la Central de Abasto de Xico en las inmediaciones del lago, lo cual fomenta la expansión de la mancha urbana.
En 2010, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México presentaron un proyecto para el rescate y tratamiento de agua de la laguna para solucionar el desabasto que padecen municipios de la región, que nunca fue tomado en cuenta por la Conagua.
«Estimamos que el área ha perdido cerca del 15 por ciento de terreno original de mil 500 hectáreas por el cambio climático, la falta de periodos prolongados de lluvia, sumando a la ocupación ilegal de los basureros y tiradero de cascajo», concluyeron.