Ya son varias semanas desde que el presidente de los Estados Unidos de América, Donald J. Trump, preside una conferencia diaria, -con un formato muy parecido, sino es que igual-, al de su homologo mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Esta contribución, venida de un presidente mexicano y retomada por un presidente estadounidense, no tiene precedente.
Ciertamente, la aparición diaria de Donald Trump sucede para tomar el liderazgo de la comunicación del gobierno hacia la respuesta de su nación al coronavirus, que por cierto esta haciendo bastante mal, pero ustedes no están listos para esta conversación.
Vaya, lo rescatable de este hecho es que no es solo Trump sino otros presidentes del mundo, y gobernadores y alcaldes, están tomando la receta secreta de AMLO para con los medios, instrumentos mismos que utilizo para ganar.
AMLO, lejos de pensar que podía por la televisión dar a conocer su discurso y sus ideas, –pese a su edad-, supo utilizar a su favor el poder enorme del Internet y las “benditas” redes sociales. Y esa es su aportación como presidente, por ahora, al mundo y a Trump.
Que Donald imite su presencia diaria frente a los medios como lo hace AMLO no es cualquier cosa. Trump es un hombre que idolatra e imita lo que cree que le favorece. Su nueva mañanera de cada día es una replica de lo que hace AMLO en México desde el primer día que fue candidato a presidente.
Trump, sin duda, ha estudiado la popularidad de AMLO y ha detectado que tanta visibilidad como la del presidente mexicano le podría asegurar la reelección.
Solo es tecnología, señores presidentes.
