Por: Murilo Kuschick
Ahora se ha vuelto visible algo que no es nuevo y acontecía ya hace mucho tiempo pero con una menor visibilidad: el asesinato de mujeres, que en específico se llama feminicidio y ocurre cuando hay un asesinato motivado porque la víctima es mujer.
Esta situación tiene varios tipos de motivaciones, una de ellas, además del hecho de que el asesino asume la posible debilidad del sexo femenino frente al masculino, es una “menor capacidad de defensa de las mujeres”.
Pese a que las mujeres en el ámbito de la cultura popular, como los cómics, el cine, y las series televisivas ya no son retratadas como seres indefensos y débiles, sino que son capaces de realizar cualquier tipo de actividad que antes eran consideradas exclusivas de los hombres.
Como se ha visto en las manifestaciones de grupos feministas, en donde algunas mujeres actúan asumiendo roles que antes eran “propios” de algunos hombres, como hacer pintas, romper mobiliario público, y monumentos históricos, todo esto bajo la consigna que los monumentos se pueden restaurar pero no la vida de las mujeres asesinadas, y que esa es la única forma que encuentran para hacer visibles sus peticiones.
Sin que entremos en la discusión sobre la eticidad de sus actuaciones, lo importante es dar cuenta del viraje de la actividad de los grupos feministas y la radicalización de sus demandas.
Ahora bien, el mundo idealizado que plantea el cine y la televisión no corresponde aún con la realidad en donde se cometen tanto en México como en el mundo gran cantidad de crímenes en contra de ellas.
Gran parte de ellos, como las violaciones y otro tipo de brutalidades, son cometidas por hombres que tienen y mantienen alguna relación con la víctima, esto es, la cercanía propicia el maltrato y aun cuando no lo es, parece que los hombres aun ven a la mujer como un ser débil que puede ser utilizado como un objeto tanto sexual, como algo que puede ser usado y luego desechado.
En el Proceso de Civilización, Norberto Elias da cuenta de la manera bajo la cual algunos hábitos fueron siendo adoptados por los distintos grupos sociales, como comer usando cubiertos o la utilización de pañuelos, hasta el uso de retretes.
Es decir, el proceso de civilización va afectando y modificando las culturas. Pudiéramos decir que algo semejante debe pasar en la cultura no sólo de los mexicanos sino en general, el respeto en el trato y la igualdad entre hombres y mujeres no sólo es una cuestión legal, la cual es necesaria, sino por un gran cambio en el ámbito de la cultura y en el proceso civilizatorio que como plantea lo plantea Elias va pasando de un grupo de una clase a otra motivada por el control de los impulsos, de las tensiones y de los deseos.
Esto viene a cuenta pues frente a las manifestaciones en contra de los feminicidios y la huelga de mujeres del día nueve de marzo, el presidente López Obrador le puso la culpa a estos crímenes al neoliberalismo.
¿El neoliberalismo y el capitalismo tendrá entre sus haberes la culpa de estos crímenes?
Hasta algunos epígonos de AMLO sugieren que los crímenes como los de las mujeres de ciudad Juárez coinciden con la fecha de inicio del neoliberalismo en la década delos ochenta.
El neoliberalismo y el capitalismo salvaje efectivamente dan inicio en los años ochenta con las regaonomics y las políticas de la señora Thatcher; sin embargo, el capitalismo desde el siglo XIX y luego en el XX generó grandes cambios en la sociedad que propició que las mujeres dejaran de ser parte y fueran sometidas de manera directa por la sociedad patriarcal, la cual no sólo las dejaban atadas al hogar, sino que en todos los sentidos desde las costumbres sociales, sexuales, las mantenía sujetas a las ordenamientos y tutelas de esta sociedad.
Sin embargo, pese a un análisis marxista que supone la estructura económica, está determina las demás estructuras, como la política y la sociocultural, ya desde Daniel Bell podemos decir junto con algunos marxistas que las estructuras cambian a ritmos y velocidades distintas, y que si el capitalismo pudo acabar y echarle la culpa del deterioro del crecimiento económico a las políticas sociales, los sindicatos y a las conquistas obreras; no sucede lo mismo con otras estructuras sociales como son las relaciones familiares, que desde el siglo pasado se habían deteriorado, la educación, la ética y los valores se habían quebrantado a lo largo y a lo ancho de la sociedad capitalista bien antes de la aparición del neoliberalismo.
Si bien desculparlo o culparlo no cambia nada, el intento restauracionista del estado benefactor y responsable por todas y las gran mayoría de las instituciones se puede plantear como una utopía, ya que estos lazos han sido rotos y si bien hace falta no una nueva moral, sino observar cómo es la moral actual, sus resortes, sus mecanismos, sus símbolos y modalidades de comportamiento como pueden ser la escuela, la familia, los medios de comunicación, las élites, y la sociedad en general, deberan promover modalidades de convivencia en donde el respeto, donde la consideración hacia las mujeres no sea condescendencia, lástima y un tratamiento que no considere a ellas seres inferiores, mientras la sociedad los hombres y las mujeres no hagan un cambio civilizatorio que implique la igualdad entre los géneros y que un hombre tiene el derecho de someter y violentar a la mujer o a “su mujer” seguiremos así, sea la sociedad neoliberal, socialista o el mundo feliz que solo existe en la cabeza de López Obrador.
Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM Azcapotzalco, [email protected]