Argentina.- Una madre de 35 años mató a golpes con un palo al presunto agresor sexual de su hija de cuatro años.
Antes de llegar a esta medida extrema, interpuso una denuncia en contra de su cónyuge por abusar de la pequeña y al ser desestimada por falta de pruebas se tomó justicia por mano propia.
La madre fue identificada como Gabriela G y el occiso respondia al nombre de Ángel R de 42 años.
Ambos vivian el la zona rural de Gobernados Castro, en el Municipio de Pedro, provincia de Buenos Aires. Según información publicada por Infobae, tenían una relación muy cercana y se conocían desde hace tiempo.
La pareja trabajaban en el campo y compartían las tareas domesticas.
Gabriela tenía la suficiente confianza como para que Ángel llevará a su pequeña hija de cuatro años al kínder.
La relación entre ellos parecía normal, armonica y hasta feliz. Hasta que Gabriela se presentó a la comisaria de su jurisdicción para levantar una denuncia en contra de Ángel por haber tocado de forma inapropiada a su hija.
“O lo meten preso o lo mato yo”, advirtió la enardecida mujer
Como en todo caso de esta índole, la Fiscalía ordenó las pruebas periciales correspondientes. Estas no encontraron lesiones que corroboraran la posibilidad de una agresión sexual sufrida por la menor.
Debido a la fuerte acusación Ángel abandonó la casa que compartía con Gabriela y su hija, mudándose en una pensión del municipio.
Ante la respuesta desfavorable del cuerpo de justicia argentino, Gabriela se dirigió a la pensión, donde se encontraba su ex pareja, con un palo en mano y junto a un grupo de personas enardecidas que terminaron por lincharlo.
En medio de toda la conmoción llegaron los policías quienes arrestaron a Gabriela y lograron sacar Ángel con vida. Ella confesó durante el interrogatorio “Le pegué porque violó a mi hija”.
Mientras tanto la expareja de Gabriela aseguró sentirse bien y abandonó las instalaciones policiales negando atención médica. Tres horas después se le encontró inconsciente en una zanja con una aparente fractura de cráneo.
Ángel fue trasladado al Hospital Emilio Ruffa, donde perdió la vida tras sufrir un paro cardiorespiratorio.
Gabriela enfrenta cargos por homicidio premeditado con participación de dos personas más que se encuentran prófugas de la justicia. Mientras tanto, se sigue investigando el probable abuso sexual de la menor.