Los animales viven y sobreviven de su instinto, sin el cual muchos no lograrían mantener viva a su especie. Saben cuando están en problemas y deben escapar como sea para no morir a manos del cruel ser humano o de algún depredador. Finn, un ternero, sacrificó su bienestar precisamente para no convertirse en el almuerzo de alguien.
Durante tres semanas se escondió en un bosque, soportando bajas temperaturas que pusieron en riesgo su vida. A finales de diciembre pasado, residentes de New Britain, Connecticut, Estados unidos, dicen haber visto al ternero en sus patios, pero que aunque intentaron ayudarlo, era imposible capturarlo.
El Farm Sanctuary entonces tomó el asunto en sus manos, y una vez que instalaron puestos de comida en lugares estratégicos con heno y una cámara, por fin pudieron atraparlo para ofrecerle ayuda real.
“No pasó mucho tiempo hasta que Finn apareció comiendo frente a la cámara. Incluso se quedó esperando para la próxima entrega de comida”, comentaron en el Facebook oficial del santuario.
Resulta que Finn había sido comprado por un hombre en una subasta y su plan era sacrificarlo. Pero cuando lo trasladaba de su van al garage, este logró escapar.
Con 4 meses de vida, Finn supo que su vida corría riesgo, y gracias a eso ahora vivirá feliz en el santuario Watkins Glen, Nueva York. Ahí, las otras vacas ya le han dado la bienvenida al ternero, quien estaba feliz de por fin estar acompañado de otros de su especie.
“Las vacas, como los humanos y otros animales, tienen ganas de vivir y disfrutar su única vida en este planeta“, dijo Susie Coston, directora del santuario.
Como animales de manada, las vacas prosperan en grupos y forman lazos profundos entre ellas, especialmente con sus madres. Aunque Finn nunca volverá a ver a su mamá biológica, al menos ahora tiene varias que cuidarán de él, compartirán su comida y, lo más importante, le darán abrigo.
Hasta tiene un abrigo.
“Aún es tímido con la gente y parece sentirse muy atraído por las vacas adultas. Los otros terneros se le acercan pero le gusta más Gracyn, que ya tiene unos 20 años y Gidget, de 14. Se acurruca entre medio de ellas, es muy inteligente”.
Source: UPSOCL