CIUDAD DE MÉXICO.
Escoger qué cinta ver, ya sea en taquilla o desde una aplicación digital, es parte de la experiencia cinematográfica. Para que una película se vea en una sala de cine hay una negociación detrás. Ésta se da para acordar fechas de estreno, número de pantallas, ciudades y una estrategia mediática para el filme.
A partir de la controversia entre los productores de Roma, cinta de Alfonso Cuarón, y las exhibidoras, Excélsior le presenta cómo se da la negociación entre ambas partes.
EL INICIO
Una vez que la distribuidora hizo el análisis de mercado, como en qué tipo de cines y qué tan grande será el lanzamiento, los distribuidores se sientan a negociar con los exhibidores, generalmente Cinépolis o Cinemex, aunque hay otros cines independientes, explicó a Excélsior Alberto Scheffler, gerente de ventas de la distribuidora Diamond Films.
Nos sentamos para determinar el circuito, el número de pantallas y en qué ciudades vamos a lanzar nuestra película. Mientras más potencial tenga una película, más pantallas puede tener y nuestra chamba como distribuidor es venderle el mejor producto al exhibidor”, comentó Scheffler.
Para decidir la fecha de estreno, generalmente las distribuidoras toman en cuenta la salida en Estados Unidos y con base en eso deciden el lanzamiento en nuestro país. Lo ideal es que la cinta se estrene entre uno o dos meses después que en la Unión Americana; sin embargo, esto no aplica siempre para todas las distribuidoras, ya que las que no son majors (estudios grandes como Paramount, 20th Century Fox o Disney) tienen que adaptarse a las fechas que estén disponibles.
Para distribuidoras independientes funciona un poco diferente. Con base en un comparativo, en el que todos los distribuidores revisamos las fechas de estreno, es como vamos buscando la mejor fecha, se la poponemos al exhibidor y éste decide si podemos estrenar o no. Muchas veces el exhibidor te recomienda que no estrenes en una fecha en la que te puedes cruzar con películas del mismo género o que van dirigidas al mismo público. Por ejemplo, si yo quiero estrenar una cinta de terror el mismo día que Captain Marvel, me pueden decir que efectivamente no es el mismo género, pero ambas comparten el mismo público.
Así que como distribuidor independiente generalmente estrenamos entre febrero y mayo o entre agosto y diciembre, que es cuando podemos salir con buen tamaño y con posibilidades de éxito”, explicó Erika López, directora general de The Dark Side Distribution, distribuidora independiente que en cuatro meses de existencia ha estrenado en México la argentina Mamá se fue de viaje y la brasileña animada Lino, una aventura con 7 vidas.
¿CRISIS?
Debido a las distintas ofertas de entretenimiento hoy en día —rentas virtuales, descargas, compras o renta mensual de plataformas digitales—, en la industria se aprecia un cambio que no necesariamente hará desaparecer la experiencia cinematográfica.
Tanto para distribuidoras independientes como para las majors hay una especie de crisis en el cine, pues las películas se están volviendo contenidos con poca vigencia. La gente ha dejado de ir al cine porque al tener otras ventanas o plataformas de entretenimiento, el usuario decide qué ver, cómo verlo y a qué hora verlo. Nunca se va a perder la experiencia del cine. Ir al cine siempre es gratificante por el sonido, la imagen, por la experiencia en sí, pero sí se aprecia un cambio en la industria y ahora debes hacer más convencimiento para que la gente vaya a ver una película”, acotó Erika López, directora general de The Dark Side Distribution.
Asesinos por naturaleza, de 1994. Foto: Warner Bros.
El exorcista, de 1973. Foto: Warner Bros.
EN PROBLEMAS
Como complemento, cabe señalar que existen algunos títulos que en su momento quedaron enlatados por cuestiones políticas o religiosas. En México el filme más sonado fue La sombra del caudillo de Julio Bracho, cinta de 1960 que se centraba en los abusos del poder que cometieron los expresidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. La película, inspirada en la novela de Martín Luis Guzmán, quedó enlatada durante 30 años. El argumento que se usó fue que el filme “denigraba a México y a sus instituciones”.
Algo similar pasó con Vámonos con Pancho Villa, cinta de 1935 que no se estrenó inmediatamente debido a distintas situaciones, como el estado de salud del director Fernando de Fuentes, y cuando por fin se estrenó en 1936, no fue bien vista y sólo duró una semana en la cartelera.
En el extranjero sucedió eso con cintas como El exorcista de 1973, Asesinos por naturaleza de 1994 o Baby Doll de 1956, que fueron prohibidas por considerar que abordaban temas muy fuertes y atrevidos que afectaban a la religión y a las buenas costumbres.
EL USO Y PAGO DE PANTALLAS
Tras el acuerdo, las distribuidoras tienen que pagar al cine el uso de las pantallas. En el lenguaje de la industria fílmica se habla de pagar un VPF (Virtual Print Fee), es decir, una renta que se paga por el proyector del cine. El VPF depende del número con el que la distribuidora estrene determinado título: si es uno con muchas pantallas, el VPF es más grande durante la primera semana y conforme avanzan las semanas éste va disminuyendo.
En promedio, los VPF están entre 450 y 500 dólares por pantalla. No obstante, este pago depende de la cinta, ya que si se trata de un blockbuster, éste es más caro que lo que se pagaría por otro título. Aunque estos números se manejan regularmente, cada exhibidora y distribuidora tiene sus propias tarifas y reglas a la hora de hacer negociaciones.
Antes era común decir que una cinta se estrenaba con determinado número de copias, pero desde 2014 el 100% de los cines comerciales entró a la digitalización y ahora se habla de pantallas.
Los cines reciben un DCP (Digital Cinema Package), es decir, un archivo digital que contiene la película. Aunque pudiera pensarse que esto abarataría los costos, no es así. Antes una copia valía cerca de 10 mil pesos, pero en la actualidad con los DCP, los VPF y los servicios digitales, las distribuidoras pagan entre 18 mil y 20 mil pesos por cada copia.
¿SE ESTRENA O NO?
No todas las cintas corren con la misma suerte; hay muchas historias que se filman y que no se estrenan: se les suele llamar “películas enlatadas”.
Esto puede deberse a muchos factores, uno de ellos es que el productor del filme no consigue en México un distribuidor que le ayude a negociar su filme con alguna exhibidora o que la misma exhibidora no se interese por algún título debido al género que maneja.
Hay ciertos géneros que funcionan más que otros. Aquí en México funcionan muy bien las películas de acción, las comedias, las de superhéroes, las familiares, las animadas y las de terror. También influye mucho el elenco que tiene una cinta, si es conocido o no”, subrayó Alberto Scheffler, gerente de ventas de
Diamond Films.
En el caso de las extranjeras que no se llegan a estrenar en México, en muchos casos es debido a que la historia puede no ser atractiva para el público mexicano porque habla de temas que no son cercanos o porque desde origen su estreno estaba pensando en llevarse a cabo en alguna plataforma.
Muchas veces la película se vende o se hace especialmente para una plataforma determinada, como pasó con Roma. Cuando una distribuidora encuentra una muy buena película que tiene un potencial gigante para cines, resulta que como distribuidora sólo tengo dos meses o tres para exhibirla y en lo que busco una fecha de estreno, en lo que los cines me dan esa fecha, y en lo que puedo estrenarla, el tiempo se agota y ya no tiene caso hacer una inversión grande de una película que sólo va a estar en cines un mes.
Esto es lo que ha pasado con otras plataformas de entretenimiento, ya que muchas veces el director o productor, por no esperar la oferta de cine, la venden a otras plataformas y lamentablemente cuando llega un distribuidor que se interesa por su cinta, ya no se puede estrenar porque la película ya se vendió a otra plataforma”, explicó Erika López.
Cabe señalar que Roma, de Alfonso Cuarón, tuvo que estrenarse en algunas salas del país antes del 30 de septiembre para poder cumplir con un requisito que impone el Oscar para poder ser nominada por la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas como la cinta que busca hacerse de un lugar en la categoría de Mejor Película Extranjera.
Tras ganar el León de Oro de Venecia, se estrenó en la Sala Tonalá de la colonia Roma y se proyectó en cinco ocasiones. Luego de su proyección en el Festival de Cine de Morelia en octubre, se ha exhibido en distintas salas independientes del país debido a que no se llegó a un acuerdo comercial con las principales exhibidoras comerciales.
LAS GANANCIAS
Luego del acuerdo en cuanto a la exhibición en las salas pactadas hay un factor denominado Film Rental: lo que paga el exhibidor a la distribuidora por cada boleto que venden en taquilla.
Los términos de negociación sí se manejan diferente de acuerdo al estreno de cada película. En las cintas regulares siempre te pagan lo que denominamos en la industria el 40-35, es decir, 40% de los ingresos durante la primera semana es lo que me va a pagar el exhibidor y 60% se lo quedan ellos. A partir de la segunda semana me empiezan a pagar sólo 35%. Por eso se llama 40-35.
Esto es para las películas regulares que suelen ser el 90%, es decir, aquella que no es blockbuster, pero una película grande
(blockbuster) de alguna major (estudio grande) quizá tenga otros acuerdos comerciales, pero eso ya depende de cada distribuidor y de los exhibidores”, comentó Erika López, directora general de The Dark Side Distribution.
Ahora bien, si una distribuidora va a estrenar una cinta en menos de 70 pantallas y en distintos lugares, el acuerdo es el siguiente.
Supongamos que estrenas en la Ciudad de México, Toluca, Cuernavaca, Guadalajara y Monterrey. Te van a pagar la primera semana de Toluca, Cuernavaca, Guadalajara y Monterrey al 40% y la segunda semana 35%, y eso mismo pasa cuando la estrenas en las otras plazas. Al final de tu corrida como distribuidora terminas obteniendo un porcentaje más o menos de 38% de lo que hace en taquilla la película”, complementó Erika López.
Source: Excelsior