Con la misión de asegurar su liderazgo en el Grupo B de la Champions League para tener un rival más accesible en los octavos de final, el Barcelona viajó a Holanda para medir sus fuerzas con el PSV, el rival más débil de la zona.
Lejos de lo que marcaban las hipótesis que hacían suponer un claro monólogo blaugrana, el que tomó las iniciativas del pleito fue el dueño de casa. Los liderados por Van Bommel amenazaron con dar el golpe a través de las intervenciones de Lozano, Rosario y Bergwijn, pero las reacciones de Ter Stegen y los palos evitaron la conquista local.
La reacción catalana llegó con Arturo Vidal, quien a través de la vía aéra exigió a la línea defensiva y sus disparos fueron despejados en situaciones de extremo. Además, Lionel Messi se mostraba tan punzante como siempre para desarticular la solidez del PSV.
Un cabezazo de De Jong al travesaño y una floja definición de Dumfries al poste volvieron a poner al equipo español contra las cuerdas. La imagen de la potencia europea estaba deslucida en el Philips Stadion.
Source: Infobae