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lunes, septiembre 23, 2024

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#NiUnaMenos: estos son nuestros motivos para seguir marchando

El 3 de junio de 2015 miles de personas salimos a la calle al grito de #NiUnaMenos. Pedimos por que paren los femicidios, agresiones, acosos, violaciones y más situaciones de inseguridad que viven las mujeres. Las matan, acosa, violan y abusan por ser mujeres. Porque la cultura machista les hizo creer que podían hacerlo y ser impunes. Decimos BASTA. Ya no nos callamos más.

Un año después volvemos a salir a la calle.



3. ¿Qué es #NiUnaMenos?

El 3 de junio del año pasado dimos un grito poderoso y airado. Cientos de miles de personas nos encontramos en la calle para ser la voz de quienes ya no podían gritar, víctimas de la violencia femicida. Quienes tomamos las plazas públicas del país, formamos la trama que hizo comprensibles las palabras y carteles que nombraron lo que se sabía sin estar del todo dicho: que la violencia machista mata y no sólo cuando el corazón deja de latir. La muerte es el extremo de la violencia que busca disciplinar a las mujeres y a todas las personas que se rebelan al pacto patriarcal y heterosexual. Pero la violencia machista también mata, lentamente, cuando coarta libertades, participación política y social, la chance de inventar otros mundos, otras comunidades, otros vínculos.

Cuando nos dice cómo vestirnos y cómo actuar, mata nuestra libertad. Cuando nos insulta o nos juzga por el modo en que disfrutamos nuestros cuerpos, mata nuestro derecho a poner en acto su inmensa potencia. Cuando nos niega la palabra en el espacio público, la silencia o la minimiza; mata nuestro derecho a cambiar el mundo para todos y todas. Cuando nos impone las tareas domésticas y de cuidado como si fueran un deber exclusivo y natural, mata el libre uso de nuestro tiempo.
Cuando nos niega la igualdad en los salarios aunque hagamos el mismo trabajo, mata nuestra autonomía. Cuando avasalla o abusa de nuestros cuerpos, mata nuestra integridad. Cuando pretende controlar nuestra capacidad reproductiva, mata nuestro derecho a elegir.

Decir Ni Una Menos no fue, ¡no es!, un ruego ni un pedido. Es plantarse de cara a lo que no queremos: ni una víctima más, y decir que nos queremos vivas, íntegras, autónomas, soberanas. Dueñas de nuestros cuerpos y nuestras trayectorias vitales. Dueñas de nuestras elecciones: cómo queremos, cuándo queremos, con quién queremos.

-Fragmento de la convocatoria oficial.



5. Así se vivía el #NiUnaMenos 2015



Vista parcial de la Plaza de los Dos Congresos con el Palacio Legislativo -luminado de color violeta- en adhesion a la convocatoria #NiUnaMenos, contra el femicidio y la violencia de genero, en Buenos Aires, el 3 de junio de 2015.

6. Le pedimos a personas que nos compartieran porqué marchan. Estas son algunas de las respuestas:

“Porque apoderarnos de las calles es decirle al sistema-macho que ya no seremos calladas ni sumisas, que lo decidimos hace rato y ahora lo queremos gritar. Es pisar fuerte hasta aplastar tanta historia y cuento inventado para oprimirnos. Somos muchas y tenemos rabia e indignación que nos da alas enormes que ya no replegaremos”
– María Victoria

“Estaba esperando a una amiga que me pasaba a buscar en auto para ir juntas al laburo, a la mañana, me senté en el borde de una galería, vi que un chabón merodeaba por ahí de manera “sospechosa” y flashié afano, pero no.. se me acercó, se bajó los pantalones y me mostró la pija. Yo me quedé helada y me paré de repente, putéandolo… El tipo se fue caminando como si nada. Yo les dije a unas minas que laburaban ahí en el kiosco de la galería lo que había pasado y me miraban con cara rara, como si la desubicada fuera yo. Me acuerdo y me da muchísima bronca, pero lo peor de todo es que en ese instante lo único que sentí fue miedo”
-Anónimo

“Porque NO NOS CALLEMOS NUNCA MÁS! y porque MUCHXS MÁS PUEDAN DEJAR DE HACERLO”
– Ariell

“Soy trans desde 1996, conozco la violencia con pelos y señales. Me cansó el mundo y la violencia de cualquier orden”
– Camila

“Yo marcho porque es hasta el día de hoy que recuerdo los golpes de mi padre hacia mi madre y toda esa mierda de denuncias, de estar de acá para allá, eso me marcó”
– Coraline

“Cuando tenía 10 años, viví la pedofilia muy de cerca. Una vez espié a mi abuelo en una pieza donde trabajaba y estaba con mi primita de 4 años y le chupaba la vagina, esto pasó muchísimas veces, yo lo conté a mi mamá, pero no paso nada. A la fecha vivo bajo el mismo techo y mi abuelo duerme a una habitación pegada a la mía, hoy a mis 29 años de edad convivo con ese pedofilo”
– Ximena

“Marcho porque a los 13 años volvía del colegio con una amiga y un tipo abrió la puerta de su auto y empezó a masturbarse y nunca más pudimos hacer la misma ruta ni a sentirnos seguras las dos juntas. Porque a los 19 saliendo muy tarde del trabajo, pasé por un calle oscura y un tipo me gritó ¡que rica concha! y nunca más pude pasar por esa calle ni de día ni de noche. Yo marcho porque una piensa que ya creció y ya venció el miedo de de toparse con unos montón de chicos en la vereda o con un tipo que esté parado en una calle sin gente, pero la verdad es que en ese momento te vuelves pequeña otra vez. Yo marcho porque no quiero nunca más volver a sentirme así y poder caminar, hacer y decir lo que me dé la gana sin nada que me reprima”
-Luisa



Vista parcial de la Plaza de los Dos Congresos desde la cúpula del Palacio Legislativo durante la convocatoria #NiUnaMenos, contra el femicidio y la violencia de género, en Buenos Aires, el 3 de junio de 2015.

“Yo marcho porque el otro día hablando con mi amiga Silvana nos dimos cuenta de la triste situación de que todas las mujeres tenemos al menos una historia de abuso o intento de para contar. Y me llenó de angustia. De la forma en la que lo naturalizados por tanto tiempo, como algo normal, como algo que sucede. Por eso marcho, porque quiero que ninguna mujer más pase por una situación así, que deje de ser la ropa o la situación o la histeria y que de una vez se empiece a culpar a los abusadores”
– Brenda

“Si no le ponía la clave de mi facebook o no le daba mi teléfono a mi novio, ME CONTABA HASTA 10. Nunca supe que pasaría si llegaba a cero, prefería darle lo que quería y cuando se lo daba me odiaba tanto a mi misma y mi debilidad que me entraba a cortar o a pegar o a lastimar yo misma”
– Florencia

“Yo marcho porque fui víctima de abuso sexual infantil por once años. Marcho porque fui una nena avasallada por un hombre perverso que gozaba conmigo. Marcho porque necesito que la sociedad sepa que el abuso es una epidemia, que existe, que pasa, que duele duele duele duele. Que genera secuelas imposibles de describir. Marcho porque el espanto del abuso nunca se termina. Marcho porque esta sociedad patriarcal avala, cubre, invisibiliza a los abusadores, y abandona y victimiza una vez más a lxs niñxs abusadxs y pone palos en la rueda a quienes intentan protegerlos. Marcho porque soy mujer violentada por un hombre que se creyó dueño de la mente de una niña. Marcho porque esto no puede pasar más”
– Juli

“Marcho porque no quiero que se repitan las pautas culturales y sociales del maltrato naturalizado, de las asesinadas y violadas bajo el manto del ‘algo habrán hecho’. No más ‘guacho pija larga cogedor & la puta fácil’. Quiero mirar a los ojos con amor a otrxs, y sentir que otro tipo de construcción y trato entre todxs es posible”
– Flor



“No lo viví como una violación porque él me gustaba, hacía poquito había debutado con él y me gustaba. Pero cuando entramos al taller mecánico del padre y me empujó contra la pared me asusté, y entonces me tapó la boca para que no se oyeran mis gritos y mi llanto, me dió y me dió hasta acabar. Me fui a mi casa caminando, pensando que no quedaba de mi un lugar sin profanar, tenía 16. Pero no lo viví como una violación porque él me gustaba.
El 3 de junio voy a marchar por el derecho a ser amadas y no lastimadas”
– Carolina

“Yo marcho y digo presente porque tengo hermanas, tengo a mi sobrina, a mi madre y amigas. Y más allá de que la gente considere género solamente al binomio hombre-mujer, también estamos los homosexuales, las lesbianas, las chicas TRANS que son golpeadxs, discriminadxs, excluidxs, asesinadxs, privadxs de sus derechos… Y que son pocxs las personas que saben su desaparición física”
– Alberto

“Cuando cumplí 15 años lo que más quería en el mundo era ser “alguien” en el colegio. Creía si tomaba alcohol iba a ser más interesante. Este deseo me llevó en varias ocasiones a ponerme en estados en los que no podía caminar, ni hablar, ni moverme. En una ocasión dos muchachos que se decían “mis amigos” aprovecharon que yo no podía moverme para manosearme e inclusive me metieron la mano debajo de la bombacha mientras yo estaba tirada en una cama. Los recuerdos que tengo son muy borrosos, pero entre ellos aparece uno de uno de ellos forzándome a tocarle el pene. No fue la primera ni la única vez que un hombre tocaba mis genitales sin mi consentimiento. La primera vez, cuando tenía 13, había sido un desconocido que me metió la mano debajo de la pollera en el subte. Era tan chica y tenía tanto miedo que no pude reaccionar más allá de moverme para que no siguiera. Me bajé del vagón y lloré en silencio, sin pedirle ayuda a nadie”
– RP

“Marcho porque mi mamá fue violada y nunca dijo nada, porque no pocas amigas fueron golpeadas, porque también tuvieron que huir de un auto para no ser secuestradas, porque mi compañera de trabajo tiene un golpe en el cráneo que todavía le trae consecuencias después de que su pareja hace un año le pegara”
– Celeste

“Cuando tenía 13 años, por situaciones personales tenía pánico (literal) a salir a la calle. En el verano mi mamá me anotó en el Club que estaba a una cuadra que casa, literal. Ella tenía una pierna rota y no podía salir de la cama porque se le estaban soldando los huesos. Yo lloré porque no quería salir a la calle. Logró convencerme, me dijo “Quedate tranquila, yo salgo a la puerta y te miro desde acá. Solo tenés que caminar por el paredón derecho y en la esquina es la entrada. Dale, vas a pasar un lindo verano”. Vestida de negro y rayada con mi cuerpo adolescente, salí con ella. Se apoyó de nuestra parecita, me saludó, y empecé a caminar. Cuando estaba a mitad del paredón, un tipo que venía de la mano de enfrente cruzó directo hacia mi y me arrinconó contra el paredón. Yo me bloquié y no pude gritar, llorar, ni caminar. El tipo me cerraba cada vez más y me dijo cosas, pero yo estaba tan mal que no recuerdo nada con claridad. Mi mamá, a metros, comenzó a gritar “Hijo de puta, te mato. Te juro que te mato!” y demás cosas, pidiendo ayuda. Mi vieja se dio el envión con la pierna rota de venir hacia nosotros, como gritó tanto y llamó la atención, el tipo se rió de ella y de mí y se fue”
– Sofía

“Soy un varón biológico de clase media, de tez blanca, de ojos claros, mayormente heterosexual y cisgénero. Nunca fui abusado sexualmente ni pasé por ninguna experiencia traumática en la calle ni en el seno familiar (ligada a mi sexualidad). Porque soy consciente del rol de privilegio que tengo en la sociedad este 3 de junio marcho”
– Nahuel



Micaela tenía 12 años. La mató un pibe de 26 que se hacía pasar por un nene en las redes sociales para hablar con ella. El año pasado desapareció una alumna de mi escuela a partir de la misma operatoria. Junto a muchxs docentes comprometidxs comenzamos a hablar de acoso en las redes sociales y desatapamos una olla llena de violencia, amenazas, amedrentamientos. Pibas con hasta un año de pacto de silencio con tipos que la amenazaban y les pedían videos y fotos desnudas. Pibas que fueron víctimas de Twitters y Facebooks falsos con sus fotos desnudas y no dijeron nada por miedo. Pibas que sus fotos fueron subidas a páginas porno junto a sus teléfonos y recibían llamadas de adultos diciéndoles cosas que ni siquiera entendían qué significaban (“profe ni idea que es eso pero me da asco”) Pibas que mostraron impresas las conversaciones dónde los tipos les decían “te voy a ir a buscar a la puerta de la Escuela y te voy a hacer de todo, te voy a matar, puta”.
Por todo esto y más es que grito una vez más #NiUnaMenos.
Yo a mis pibas las quiero vivas y libres. Y al machismo muerto”
– Celeste

12.

“Nací en el seno de una familia violenta. Mi papá le pegaba a mi mamá. Cuando decidieron que nos mudemos yo dije que no me iría. Mi papá siempre me dijo que yo le quería robar a mi mamá. Odié a mi papá toda la vida por el maltrato psicológico, a mi mamá por no defenderme y al resto de mi familia por nunca intervenir. Hoy los comprendo pero todavía no puedo recomponer el vínculo familiar. La violencia machista me dejó huérfano aunque todos sigan vivos. Marcho porque ninguna infancia más tenga que vivir eso”
– Lucas Gutiérrez

“Abuso escolar sufrí toda mi primaria y es hasta el día de hoy que tengo muchos fantasmas con los que lucho. Por ejemplo uno de esos es la gimnasia, yo era el puto que nadie quería tener en el grupo así que me pasaban de un lado al otro, hasta que aprendí a quererme más. En la calle, el macho hetero, siempre me trató como un pedazo de carne constante, fue por su abuso que yo en mi soledad jamás me cuide y mucho menos ellos a mí; ya para los 18 años tenía VIH de pasarme de auto en auto, buscando ese cariño paternal ese abrazo que nunca tuve de parte de mi papá. Pero estos abrazos que recibía de parte de ellos eran solo para su placer sexual del break, después me descartaban. Esto fue hasta los 20, en ese tiempo hice click y empecé a ver la vida con otros ojos, con ojos de amor y de ganas de vivir y perdonar los errores ajenos, hoy puedo decir que vivo con tranquilidad, con muchos fantasmas que están ahí, pero cada día que me despierto es una lucha constante, pero mi familia me nutre de amor, pero esas sombras se asoman cada tanto, solo que aprendí a convivir con ellas”
– Isabella

“Marcho para que dejen de abusar a mis amigas, a las amigas de mis amigas y a las amigas de mis amigas de mis amigas”
– Suci

“Me cansa, me enferma, me asusta y me preocupa caminar por la calle cada día tener que cambiar de vereda en cada obra en construcción, en cada junta de pibitos, en cada momento en el cual me siento demasiado observada. Me cansa, me enferma, me asusta y me preocupa tener que soportar las voces de tipos de mierda que me gritan o susurran lo que me harían o reproduciendo toda la mierda que llevan dentro. Me cansa y me enferma quedarme con las palabras atragantadas sin saber que decir o que hacer cuando eso pasa, me cansa y me enferma que mi novia me tenga que frenar en la calle cada vez que estoy por reaccionar cuando nos dicen algo por ir de la mano por miedo a un contraataque o a un loco. Me cansa y me enferma tener que soltarle la mano en cierta esquinas o en ciertos momentos en los cuales no quiero tener que bancarme sus miradas inmundas o sus palabras asquerosas.
Marcho porque me cansa y me enferma que tengamos que vivir con este miedo y con este hastío. Marcho porque me da vergüenza y bronca que seamos tantas y que nos tengamos que sentir de esta manera”
– Gabriela

“Mandé a la mierda a un tipo en la calle porque me susurró algo y su respuesta fue ‘andá a lavar los platos’”
– Malén



“Más de una vez tuve miedo de perder a mi mamá, más de una vez la vi rota, sangrando, tragando saliva amarga mientras se secaba las lágrimas. Miedo, eso me invadía cada vez que salía de casa pensando que cuando volviera a abrir la puerta la iba a encontrar tirada en un rincón y sin respirar, se me estrujaba el alma en cuanto escuchaba un golpe seco y en menos de un segundo el grito de ella. Recuerdo que corríamos para todos lados cuando esa pesadilla comenzaba, una pesadilla con los ojos abiertos. ¿Por qué nunca lo dejaste?, le pregunte una vez y ella me respondió: ‘¿Para ir a dónde? ¿Para andar de casa en casa, soportando que todos tengan el derecho de retarlos como si fueran sus hijos?, ¿Para que tu padre volviese y todo fuese peor?… Y ahí me di cuenta que era verdad, no teníamos un lugar en el mundo más que ese, ese que estaba lleno de golpes y gritos para ella, él jamas nos tocó a nosotros, sin embargo con solo ver lo que ella sufría alcanzaba para lastimarnos.
Un día todo se detuvo, el día que ella decidió enfrentarlo y mal o bien él lo entendió. Por lo menos mi papá se fue de este mundo pidiendo perdón y mi mamá lo perdono; dolió despedirlo, aún sigue doliendo, porque lo ame y lo amo, era un gran tipo, roto, quebrado, perdido pero bueno al fin, mi mamá nos enseñó a respetarlo y amarlo y eso hace que a ella la adore por sobre todas las cosas.
Nunca me enseñaste a odiar mamá, nunca, ni si quiera a papá con todo lo que te lastimo. Fuiste y sos todo el mundo que me rodea. Sos mi “pequeña princesa”… Gracias Irma Vargas por dejarme compartir esto, gracias por ser mi mamá. #NiUnaMenos”
– Vale Piedra

“Yo marcho porque por causa de la violencia machista fui golpeada, adquirí VIH, abusaron de mí a los 8 años. Marcho porque nunca más le pase a ninguna. Marcho porque nos quiero vivas, libres y felices”
– Mariana

“Porque quiero ser un hombre libre y vivir rodeado de hombres y mujeres igualmente libres, que no tengamos que responder a los condicionamientos de la dictadura machista ni lamentar sus muertos”
– Enzo

“Marcho para que mi hija y las hijas de todos no padezcan los mismos abusos que padecí yo. Marcho para que se visibilice la violencia contra la mujer, en todos sus aspectos. Marcho para que criemos hijos que se respeten y respeten. Marcho para que no tengamos que seguir lamentando muertes. Marcho por la igualdad. Marcho por el amor”
– María Julia

“Yo marcho por la memoria de las mujeres en la historia. Porque necesitamos abortos legales y gratuitos para no morir. Porque en el 2016 se siguen repitiendo los discursos machistas. Porque seguimos educando distinto y llenos de pre conceptos a niñas que a niños. Marcho para que se acabe la violencia que ejercen con nosotras en nuestros embarazos y en nuestros partos.Marcho por un futuro distinto, en donde seamos respetadas, nunca más condenadas, abusadas, violentadas, agredidas física o verbalmente. Marcho porque tengo un hijo y quiero ser su ejemplo”
– Jimena



“Pequeña, pequeñita y ni había menstruado.No me daban ganas de besar a nadie aún; todavía no había descubierto, vía telenovela mexicana, que algunos besos eran con lengua incluida (¡qué asco!) Me puse las zapas y un conjunto de pantalón corto y remera TODOHACIENDOJUEGO (típico de la edad) para salir a pasear a mi perra con mis walkman prestados. Justo justo en una pausa del cassette entre canciones, camino la vereda del lavadero de autos para escuchar los chiflidos de los tipos que me veían todos los días. Mis vecinos, los que le lavaban el auto a toda la cuadra y me conocían desde jardín. Los mismos tipos, el mismo dueño del lavadero. Comentarios sobre mis piernas, mi culo y el conjunto rojo. Yo hacía tae kwon do y desde ese día, lejos de dejar de pasar por ahí, caminaba esa vereda fantaseando cómo los cagaría a patadas en las bolas a todos. Mi perra los mordería hasta sangrar.

Más tarde en mi vida tuve abusos varios. Un viejo que me hizo muchas preguntas en la calle con la mano en el bolsillo. Compañeros de grado que me tocaban el culo, y cuando yo les respondía con golpes eran capaces hasta de arrastrarme del pelo por el piso. Y la profesora de plástica era capaz de retarme a mí, (por la pollera, por responder, por no ser suficientemente nena). En plena crisis de 2001, cuando tuve que salir a laburar de cargar nafta, mi jefe insistía en que usar calzas me traería más propina.

Cuando fui a mi segunda sesión de shiatsu a voluntad y terminar abusada por el masajista, entre pedidos de silencio, un billete deslizado en mi bolsillo, mi llanto, promesas de invitarme a salir. Asco, yo completamente paralizada aún adulta.
Hace uno o dos años, acá en la esquina, un tipo que me sacó la lengua desde el auto recibió mi ‘Fuck You’. Y yo recibí un susto tremendo cuando se bajó del auto a patotearme gritándome ¡PUTA, PUTA! Y correrme hasta que me salvó un vecino.
Y muchas más. Ni hablar del radar que una desarrolla; sospechar hasta la certeza del papá de una compañera de secundaria que trataba extrañamente a sus hijas. Bajarse de ese taxi a tiempo. Aprender a golpear con exactitud. Aprender a contener a esa amiga que finalmente desentierra los recuerdos de la infancia vejada y la negación familiar.

Para los amigues, alumnes, desconocides, espectadores de esta red social que no han nacido con esta cosa de ser mujer (en cualquiera de sus formas), necesito que sepan esto: Así crecemos y de alguna manera esto nos ha condicionado.
Que gracias por comprender y que por favor nunca apoyen o hagan la vista gorda a ningún tipo de abuso. Que no es una exageración. Que la mayoría de nosotras sufrió alguna de estas experiencias sino más de diez. Que el chistido y la mirada libidinosa de un desconocido la sufrimos. Porque así empieza, porque lo pequeño también daña, marca, construye, suma a la monstruosidad de un femicidio cada treinta horas en el país. El 3 de Junio marchemos todes. #VivasNosQueremos #NiUnaMenos”
– Carolina Pacheco



17. Contamos nuestras historias porque estamos vivas, y #VivasNosQueremos

Zona céntrica, cerca de la Facultad e intentan secuestrar a una joven. En el audio ella cuenta lo que vivió.

con el portal minutouno.com y alertaron sobre esta situación: “No es la primera vez que intentan secuestrar a una estudiante. Las mujeres son el blanco de los delincuentes que intentan secuestrarlas para meterlas en una red de trata. Hay mucha preocupación entre las estudiantes porque muchas de ellas salen muy tarde de cursar y la zona es muy insegura”.

18. Argentina: durante 2015 hubo 286 femicidios y en los primeros 100 días de 2016 van 66.



surgen del informe 2015 presentado por el Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, que se realiza en base a las noticias publicadas por 120 medios nacionales y las agencias de noticias DyN y Télam.

Ante la ausencia de estadísticas oficiales sobre Femicidios en Argentina la en el año 2008 produce el primer informe de Femicidios en Argentina.

19. Basta de travesticidios.



El colectivo trans es uno de los más vulnerados. Se las mata por ser travestis. El promedio de vida de las mujeres trans alcanza los 35 años y uno de los principales motivos de su muerte es la violencia.

era una activista argentina. El año pasado fue apuñalada en un crimen de odio. Como ella muchas personas trans mueren y los casos son silenciados. Por ellxs marchamos. Por todxs.

“”, Lohana Berkins (activista trans)

20. En la web encontrarás más información.

Es importante conocer .

Ahí también podrás encontrar direcciones y contactos de .



En todo el país se realizarán marchas. Informate dónde se hará en tu provincia y marchá.


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#NiUnaMenos: estos son nuestros motivos para seguir marchando
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