Podemos decir que ha pasado bastante tiempo desde la boda real entre Meghan Markle y el príncipe Harry. Sin embargo, creo que acabamos de olvidar 2 cosas bastante importantes. La primera es la replica de la tiara que usó la duquesa de Sussex. La segunda, y la más importante a mi parecer, son las lágrimas que el hijo de Lady Di derramó el día de su matrimonio.
Obvio que hablar de que Harry lloró es importante. Yo, como hombre heterosexual busco romper con los paradigmas del macho alfa que no tiene sentimientos, que le gusta el deporte y que no se baña.
Ese machismo tóxico y que no acepta sus emociones tenemos que erradicarlo. Es bueno llorar, es bueno reír, es bueno expresarse y, entiéndanlo, no nos hace más débiles.
Sin embargo, vamos por orden.
¿Recuerdan esta tiara?
La cosa es que del año 1939, muy old, y que acaban de realizar una réplica que cuesta, redoble de tambores, 40 dólares.
Un precio bastante asequible, pero ¿Es tanto el fanatismo hacia Meghan que la gente está comprando como loca la pieza de joyería falsa?
¡Sí!
Sus creadores son The Royal Look for Less, “El look de la realeza por menos” en español, publicaron la información a través de su cuenta de Instagram y el resto es historia.
Ahora, vamos a lo que de verdad es importante.
Sí, ya ha pasado más de un mes desde que Meghan Markle le dijo sí a Harry.
Pero sucedieron tantas cosas que es difícil prestarle la atención necesaria a cada estimulo. Que la tiara, que Beckham, que la reina ¡Basta! ¿Qué hay con los sentimientos de Harry?
¿Acaso los hombres no tenemos emociones?
La verdad es que sí, pero son poco los que atreven a expresarlos y menos en público.
Harry lloró, sí lloró. Véanlo ustedes:
El problema es que rápidamente limpio la lágrima, es decir, no podía verse débil o sentimental.
Sin embargo, derramar la lágrima me dice que el mundo está cambiando.
Y espero que el día de mañana nos sea más fácil expresar lo que sentimos.
Source: UPSOCL
