Este jueves, las declaraciones de una legisladora rusa causaron conmoción en los medios. Tamara Pletneva, una diputada comunista opositora a Putin, sostuvo que las rusas no deberían mezclarse con los turistas que arrastre la Copa del Mundo, para así evitar hijos mestizos y madres solteras. Los dichos, como es de esperar, fueron inmediatamente criticados por su evidente racismo.
“Los niños de raza mixta tienen una mayor tendencia a ser criados en familias monoparentales. Tienen suerte si son de la misma raza que la madre, pero si son de otra raza, es peor”, lanzó la mujer, ejemplificando con quienes fueron hijos de relaciones nacidas en los Juegos Olímpicos de Moscú, en 1980 y que, a su juicio, fueron discriminados posteriormente.
“Las mujeres rusas deberían casarse con ciudadanos rusos”, agregó, argumentando que en caso contrario corren peligro de “ser abandonados y dejados sólo con su madre”. La culpa, según ella, la tiene la presión gubernamental y su objetivo de aumentar las tasas de natalidad en dicho país.
Sin embargo, desde el Kremlin no recibieron con agrado las declaraciones y, a través del vocero de la entidad, Dmitry Peskov, le respondieron a la legisladora. “Decidirán por ellas mismas qué deben hacer”, sostuvo el político, agregando que “las mujeres rusas son las mejores del mundo”.
Peskov, además, le recordó cuál era el lema de la FIFA, el cual puede leerse en las credenciales de los fanáticos: “Diga no al racismo”.
“Todos los países se acusan mutuamente de racismo y de homofobia”, exclamó, para luego darle un cierre a la polémica: “Esas acusaciones no tienen nada que ver con el Mundial. Ayer, Putin subrayó que el fútbol está, y seguirá estando, fuera de la política”.
Nada más, su señoría.
Source: UPSOCL
