El agente Meléndez -que no revela su verdadera identidad por su seguridad- estuvo 12 meses infiltrado en el Clan del Golfo, la organización armada narcotraficante más grande de Sudamérica. Durante el operativo encubierto las autoridades realizaron cuatro operativos que dieron con importantes capturas, pero también fue testigo de las torturas propinadas a los “sapos”.
En junio de 2016 inició su arriesgado trabajo que tenía como objetivo identificar cabecillas y miembros del frente Jorge Iván Arboleda, dedicado al narcotráfico, extorsiones, sicariato y minería ilegal de oro en el nordeste de Colombia.
Meléndez, en diálogo con El Colombiano, contó la advertencia que le dieron al ingresar al grupo criminal: al que “pillen de sapo, lo pican”, y le mostraron fotos de las piernas y brazos descuartizados de Willy, un antiguo miembro de la organización.
Fue campanero de la organización armada en un campo donde ingresó como un trabajador más. Ordeñaba vacas, atendía terneros, daba de comer a los animales y hacía el resto de las tareas.
Una vez llegó al lugar el cabecilla alias “Hernán”, con siete escoltas. Reportó a sus superiores el armamento que llevaban. Seis meses después de comenzar su trabajo para el Clan, le empezaron a pagar 176 dólares por avisarles de alguna visita inesperada.
Con el tiempo se ganó la confianza del frente y viajó a los campamentos, donde conoció a alias “Tomy”, máximo jefe del subgrupo, y a su hermano alias “Brandon”. Pronto le encomendaron más trabajos: patrullar la zona, servir de escolta, hacer compras, contratar prostitutas de entre 18 y 23 años. Todo por 292 dólares, ya a principios de 2017.
Una vez, casi le toca enfrentarse con el ELN. Y en otra fue testigo de los golpes con fusil, patadas, puños y palos que sufrió un miembro acusado de sapo, al que cualquiera tenía permiso de herir. El policía Méndez contó que en la organización hay ex paramilitares crueles y otros que los reclutaron contra su voluntad y no se pueden ir porque los matan.
Cuando ya había cumplido su labor, fingió torcerse el pie para que no lo obligaran a caminar por una selva, a donde los estarían esperando el Ejército para un enfrentamiento, y que por supuesto no sabían. Recibió varios puños y patadas en el estómago, le quitaron el arma y el camuflado, y lo abandonaron descalzo y en pantaloneta.
Salió corriendo y se entregó en un batallón fingiendo ser desmovilizado. Hasta que su superior llamó al coronel de la guarnición militar y explicó lo sucedido. Por su trabajo -dijo al medio-, se realizaron cuatro operativos que dieron con la captura de alias “Hernán”, “Brandon” y otros integrantes del Clan del Golf, y dieron de baja al jefe “Tomy”.