Las guerras son cruentas, y a pesar de que a veces nos quieran enseñar otra cosa, no hay héroes ni villanos. Si hay algo que la historia -y en particular el siglo XX- nos ha enseñado, es que nadie resulta victorioso realmente en estos conflictos, y son las vidas humanas la principal perdida para la humanidad.
Pero hoy les hablaré de un grupo de hombres que de seguro cae en la casilla de la maldad, y quizás hasta le da el nombre a dicho sustantivo. Se trata de la brigada SS-Sturmbrigade Dirlewanger, el escuadrón más temido de la Segunda Guerra Mundial.
El grupo nació en el Parlamento Alemán, fue aprobado por Himmler y Hitler, y en un principio sería conformado por criminales -quienes podrían condonar sus penas a cambio de sus servicios en la guerra-, pero no cualquiera, si no que cazadores furtivos. ¿La razón? Eran expertos con armas y sabían esconderse y rastrear en la naturaleza. ¿Su objetivo? Luchas urbanas y anti-guerrilleras.
Pero con los cazadores no sería suficiente, por lo que “rellenaron” con otros criminales, de todo tipo: ladrones, asesinos, pirómanos, violadores y hasta psicópatas. Y ahí, con 300 soldados, la cosa empezó a escaparse de las manos.
La brigada era dirigida por Oskar Dirlewanger, un ex militar condecorado de la Primera Guerra Mundial, con fuertes nexos al nazismo y antecedentes criminales: dos violaciones, una de ellas a una chica de 14 años.
El escuadrón “saltó a la fama” cuando fueron enviados a detener el Alzamiento de Varsovia, en Polonia. Y allí fue donde demostraron todo el sadismo que llevaban consigo, en la Matanza de Wola -la más cruenta en toda la historia de Polonia. En sólo dos semanas masacraron a 40 mil civiles, entre los que se encuentran 500 niños que, por ordenes de Dirlewanger, fueron asesinados a golpes para ahorrar munición.
Fueron tras todos los ciudadanos. Asesinaron a pacientes en hospitales, le inyectaron estricnina -un pesticida para pájaros y roedores- a mujeres para ver como convulsionaban hasta morir, violaron sin detenerse y reunían a víctimas en edificios abandonados para después incendiarlos. Crueldad absoluta.
A pesar de ello, tuvieron grandes pérdidas. Llegaron a Varsovia con 800 hombres y perdieron 2,700, de los cuales muchos llegaron como refuerzos. Por su “heroísmo”, Dirlewanger recibió una Cruz de Hierro y su batallón fue ampliado a los 4 mil hombres. Pero el odio que generaron hizo que el General a cargo de Polonia pidiera su traslado, por lo que fueron enviados a la actual Bielorrusia. En ocasiones, otras brigadas debían rodearlos para que no siguieran perpetrando crímenes en las regiones que asolaban.
Allí masacraron a 30 mil civiles más, aunque incluso hay cifras que llegan hasta los 120. Pero el karma existe y es poderoso, y la brigada fue enviada -cuando la guerra ya acababa- a la línea de combate, para enfrentarse al Ejercito Ruso.
Y debido a su inexperiencia, fueron aniquilados, y los 700 que quedaron se entregaron a los Aliados norteamericanos en mayo de 1945. ¿Y Dirlewanger? Fue herido en batalla, capturado por los franceses y enviado a la prisión militar de Altshausen, bajo la custodia de soldados polacos. Allí lo reconocieron por sus atrocidades y torturaron por varios días, hasta su muerte.
Como pecas, pagas.
Source: UPSOCL