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¡Visitamos la tienda Amazon Go el día de su inauguración, este es nuestro análisis

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¡Visitamos la tienda Amazon Go el día de su inauguración, este es nuestro análisis

¡Visitamos la tienda Amazon Go el día de su inauguración, este es nuestro análisis

Como te habíamos anunciado, la primera tienda de Amazon Go en Seattle finalmente abrió al público el lunes 22 de enero, causando gran expectativa. Llamada “la tienda del futuro” y “el sueño de todo comprador”, en esta tienda simplemente tomas lo que quieres de los estantes, confirmas que estás haciendo una compra en tu app, y luego caminas directamente hacia la puerta de salida, sin tener que hablar con nadie ni esperar en una fila para pagar.

Una de nuestras colegas en Digital Trends, Jenny McGrath, quien vive en el área de Seattle, no pudo dejar pasar la oportunidad de visitar la tienda Amazon Go el dia de su inauguración. Esta fue su experiencia, la cual estamos adaptando al español en este artículo.

Antes de entrar

A pesar de que está ubicada a más de una milla de mi casa, estoy en camino a realizar mis compras de comestibles en Amazon Go, el nuevo minimercado futurista ubicado en el centro de Seattle. Y no soy la única. Es el día de la inauguración, y hay una fila que se curva a la vuelta de la esquina cuando llego. Hay tres o cuatro empleados repartiendo bolsas y preguntando cada dos minutos si todos han descargado la aplicación. Agarro una bolsa anaranjada y espero en la fila. Son las 3:58 p.m.

Aunque sabía que tendría que hacer fila para entrar (gracias a Twitter), descargué la aplicación Amazon Go antes de tiempo. Tuve que pasar por algunas pantallas para saber cómo funcionaba, antes de iniciar sesión en mi cuenta de Amazon y seleccionar una tarjeta de crédito para pagar por mis productos, para tener la mejor experiencia posible.

Explican, por ejemplo, que ser un ciudadano servicial y pasarle a alguna otra persona algún producto mientras estás dentro de la tienda no es una buena idea, pues, aparentemente, tú serás el que tendrá que pagar. Pero sí puedes tomar, por ejemplo, un paquete de galletas, mirar la etiqueta, y si decides que no eres fanático de alguno de sus ingredientes, puedes volver a ubicar el producto en el estanto y no será cobrado. La magia está en las docenas de cámaras que te siguen mientras te mueves por la tienda de 1,800 pies cuadrados, mirando cada paso que das.

Continúa la espera

Son las 4:03 y pasa un hombre que pregunta si “esta larga fila” es para la tienda. “¡Es una larga fila que se mueve rápidamente!”, grita alegremente uno de los empleados que reparen las bolsas. Hay una gran ventana a mi derecha donde puedo ver cómo se elaboran y acomodan algunos productos dentro de la tienda.

Un par de minutos más tarde, el alegre empleado sugiere que todos abramos la aplicación y echemos un vistazo a la sección “Descubrir” para ver qué productos tiene para ofrecer la tienda y averiguar qué hay en oferta. Tomo su consejo, pero la página nunca se carga.

A las 4:06, otro empleado diferente nos dice que nos aseguremos que nuestras aplicaciones estén abiertas mostrando el código de barras. A las 4:07, estoy frente a una nueva ventana, donde puedo ver el área de la cocina dentro. A las 4:09, los dos adolescentes que estaban esperando en fila delante mío logran entrar a la tienda,  pero cuando llega mi turno me detienen hasta esperar que salga más gente. Pero solo por un minuto, literalmente.

¡Al fin dentro de la tienda!

Un minuto después, coloco mi teléfono en el escáner de la entrada. La mujer que está a mi lado pasa sin problemas, pero yo tengo que mover el teléfono para abrir la barra de torniquete que da acceso al lugar. Luego entro en la tienda de 1,800 pies cuadrados, que, a primera impresión, se ve como un exclusivo y elegante 7 eleven.

Lo primero que veo es una pared de comida preparada, para llevar, como sándwiches, ensaladas y pastas. Una ensalada con trozos de carne cuesta $9 dólares. El rollo de atún cuesta $6. Nada barato. Amazon es dueño de Whole Foods, y los precios no están fuera de línea con esas tiendas. El enfriador de bebidas está lleno de productos de Coca Cola, y toneladas de opciones de agua con gas. Latas de La Croix están a la venta por 89 centavos de dólar.

Como nunca antes había comprado una lata de La Croix, no tengo idea si esto es un buen precio. Seleccioné un Spindrift de frambuesa y lima por $1.25 dólares en su lugar. Hay una pequeña selección de galletas pero solo hay un solo tipo de las de Original Chocolate Chunk. Predecible, pero nada mal.

La experiencia de compra

Mientras maniobro por la tienda, noto que los guardias en la puerta mantienen la cantidad de compradores a un nivel cómodo. Nadie está aglomerando una sección en particular, y el tráfico fluye. No hay carros de comestibles. Eso mantiene despejados los pasillos, pero podría ser un inconveniente para algunos compradores que luego tienen que cargar con una bolsa llena de frascos y botellas pesadas.

Levanto artículos de los estantes, cambio de opinión y los devuelvo. Tomo un yogurt, doy unas vueltas y vuelvo a ponerlo en su lugar. Estoy tratando de probar el sistema. ¿Me cobrarán $1.39 por un Fage? No puedo evitar escuchar a algunos de los otros  compradores, algunos de los cuales consideran que la tienda es más pequeña de lo esperado, y que algunos precios no son asequibles.

¿Tienen brócoli?

Debido a la naturaleza de la tienda, así como a su tamaño y ubicación, los compradores no encontrarán todo lo que desean. Por ejemplo, no parece haber ningún tipo de sección de productos para mascotas. Las únicas verduras que veo son espinacas, verduras mixtas, zanahorias, frijoles verdes, champiñones blancos y guisantes, aunque de acuerdo con la sección “Descubrir” de la aplicación, debería haber papas rojas, además de fajitas pre-empaquetadas y mezclas de comida china. Busco brócoli y tampoco tengo suerte.

Amazon también está impulsando algunos kits de comida de estilo Blue Apron, con precios entre $16 y $19 dólares que ofrecen todo lo que necesitas para cocinar una comida para dos personas. El lomo de cerdo parmesano viene con frijoles verdes, papas, y un aderezo de eneldo con crema de frambuesa. Suena muy bien.

Finalmente, voy hasta la sección de bebidas, donde se encuentra la cerveza y un área de vino en la esquina. Hay un grupo de personas alrededor, esperando que un empleado revise sus identificaciones para verificar la edad legal. Un hombre se ríe porque esto generalmente sucede en el proceso de pago, “¡pero no hay pago!”. Como necesito la experiencia completa, muestro mi identificación y obtengo una botella de rosé. Bueno… dos botellas de rosé. No las tienen en mi supermercado habitual.

Saliendo de la tienda

Después de exactamente 17 minutos y 53 segundos (la aplicación me dice de forma escalofriante cuánto duró mi visita), atravieso el área donde está el torniquete de metal, previo a la puerta de salida. Un grupo de personas espera, como si tuvieran miedo de dar un paso afuera. Las pequeñas puertas se abren, y coloco mi bolso naranja sobre mi hombro. Siento como si hubiera acabado de realizar un robo descarado.

Mientras me dirijo a casa, verifico mi aplicación. Han pasado nueve minutos, y mi recibo ya está allí. Una ventana emergente me dice que si hay algún error, todo lo que tengo que hacer es deslizar la pantalla, y me devolverán el precio del artículo. ¿Será que me cobraron por ese yogurt que retorné al estante? No, no está allí. Qué bueno. Mis 10 artículos han llegado a un total de $35.89 dólares.

Mientras camino por la calle de regreso, paso por una la tienda regular de comestibles de mi vecindario, sintiéndome un poco incómoda al traer conmigo mi voluminosa bolsa de Amazon. Pero la verdad es que sí necesito ese brócoli. Lo encuentro, y al salir hago algunas comparaciones de precios. Las frambuesas son un dólar más caras aquí, pero el yogurt Fage está a la venta por 88 centavos. Otros productos son un poco más baratos, y las opciones son mucho más amplias. No hay fila de entrada, ni ensaladas de $9 dólares.

Finalmente, me dirijo a las máquinas automáticas de check-out. Tampoco hay filas.

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