Al menos cinco personas murieron en el asalto, en curso, del hotel Intercontinental de Kabul, de donde las fuerzas especiales trataban de expulsar el domingo al último atacante.
Según un primer balance, que seguramente se agravará, aportado el domingo por los servicios de inteligencia afganos (NDS) a la AFP, “cinco personas murieron”, todas afganas, y ocho heridos fueron evacuados durante la noche.
Según una fuente de seguridad, tres de los cuatro asaltantes fueron abatidos pero el último seguía resistiendo, atrincherado “en una gran habitación con rehenes, afganos y extranjeros”, aunque no precisó cuántos.
“Oímos gritarle a los rehenes que los matará a a todos si no puede salir” indemne de la situación, precisó esta fuente.
El ataque no fue reivindicado.
Un centenar de rehenes pudieron ser liberados previamente, “incluyendo 16 extranjeros, entre los que había ocho mujeres”, precisó el domingo el portavoz del ministerio de Interior, Najib Danish. Pero el número de rehenes seguía sin conocerse.
Poco después de las 08:00 hora local del domingo, mientras que una humareda emanaba del sexto y último piso del edificio, unos hombres intentaban huir por el balcón usando una ristra de sábanas atadas. Uno de ellos se soltó, y la caída se vio en directo por la televisión.
El comando penetró en el hotel poco después de las 21:00 hora local, provocando una explosión para abrirse camino antes de disparar.
“Cuatro asaltantes están en el interior del edificio, están disparando contra los clientes“, anunció a la AFP un responsable de la NDS.
Se cortó la electricidad en el barrio del hotel, ubicado en una colina en el oeste de Kabul, que estaba sumido en la oscuridad, excepto por las altas llamas que emergían del techo.
El comando abrió fuego en el cuarto piso del hotel antes de atrincherarse en la segunda planta, según otra fuente de seguridad.
“Puedo escuchar disparos que parecen venir del primer piso, pero no veo dónde están. Estamos escondidos en nuestras habitaciones. Hagan que los servicios de rescate lleguen pronto”, contó a la AFP un cliente del establecimiento bajo condición de anonimato y que dijo encontrarse en la tercera planta.
Durante la noche, las fuerzas especiales desplegadas retomaron gradualmente el control de las plantas. “Pero avanzamos lentamente para evitar víctimas civiles”, explicó el portavoz adjunto del ministerio de Interior, Nasrat Rahimi.
En Twitter, los familiares preguntaban si había noticias de sus parientes alojados en el hotel. “Mi tío está allí, su teléfono no da señal. Toda información es bienvenida”.
Desde Washington, el Departamento de Estado instó a que se informara de si había ciudadanos estadounidenses en el establecimiento.
Según Danish, la seguridad del hotel corría a cargo de una nueva compañía desde hacía poco.
“Estamos investigando para comprender por dónde entraron los asaltantes, pudieron utilizar las puertas de la cocina trasera”.
Un contable del hotel, que pudo escapar del lugar porque conocía bien el edificio, afirmó a la AFP que “los nuevos guardias se salvaron sin combatir, no respondieron, no tenían ninguna experiencia”.
No se sabe cuántas personas había en el hotel durante el ataque, ni tampoco cuántos extranjeros ni de qué países son.
El hotel Intercontinental de Kabul, que no pertenece a la cadena internacional epónima, acoge con frecuencia bodas, conferencias, y reuniones políticas.
Su azotea iluminada con vistas sobre Kabul es particularmente popular entre las clases más adineradas.
En la mañana del sábado se había celebrado una conferencia sobre la presencia y las inversiones chinas en Afganistán.
El hotel, abierto en septiembre de 1969, ya fue objetivo de un ataque reivindicado por los talibanes en junio de 2011, que dejó 21 muertos.
Desde entonces, el hotel estaba bajo fuerte vigilancia, con accesos reservados. Pero está rodeado por jardines y vegetación que pueden permitir entrar discretamente.
Con información de AFP
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Source: Infobae