Independientemente de si partes comiendo la cabeza u otra parte del cuerpo, la verdad es que las galletas de hombrecito de jengibre navideñas son una de las delicias que hacen que diciembre sea un mes que esperamos con anticipación. Y es por esto que quisimos descubrir cómo se volvieron parte de las tradiciones de la fiesta.
Aunque existen indicios de que se comía masa con jengibre desde Grecia en los tiempos antes de Cristo, no siempre se comían con la forma de personas. Y aunque hay quienes creen que podría ser una relación a la tradición de preparar comida en forma de personas para remplazarlos por sacrificios humanos, hay otras explicaciones menos macabras.
Por ejemplo, según la historiadora Carole Levin, en Europa en el siglo XVI, muchos hechiceros decían que si las mujeres:
” podían hacer que el hombre de su elección se la comiera, él se enamoraría con ella. Para otros, comerse uno podía ayudar a traer un romance a tu vida”.
En esta misma época, la reina Elizabeth I hizo una cena en que se hicieron galletas que representaban a sus invitados, y hasta Shakespeare los mencionó por ahí. Es decir, no ha habido época en que no fueran muy populares.
¿Cómo llegaron a la Navidad?
No fue un regalo de Santa Claus, según Michael Krondt, quien escribió un libro dedicado a los postres, la razón fue en parte la creencia de que las especies sirven para sentirse más calentito durante el invierno. Y después de eso la costumbre habría sido importada hacia los países en los que no hace frío en Navidad.
#teatime #tealover #gingerbread #gettingonchristmasmoodPuede que no te dé calor comerlas, pero sin duda hacen que tu corazón se sienta mucho más cálido y feliz. A menos de que seas uno de esos sádicos que se los come por la cabeza primero.
¿Por dónde empiezas a comerlas tú?
Source: UPSOCL
