Alemania se vio sacudida el fin de semana luego de que dos empresas que participaron de los arreglos de media vida del ARA San Juan, el submarino argentino desaparecido con sus 44 tripulantes a bordo, fueran vinculadas con posibles hechos de corrupción por legisladores argentinos.
La revelación publicada el sábado por la cadena regional bávara Bayerischer Rundfunk (BR) se basó en el testimonio de Cornelia Schdmit-Liermann, presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la Cámara baja argentina, quien afirmó que “existe la sospecha de que las baterías que fueron sustituidas no eran, en parte o en nada, de la calidad que debían haber sido“.
“No sabemos tampoco de dónde llegaron, si de Alemania o de otro país. Por eso queremos saber qué técnicos estaban en el lugar y quién firmó diciendo: ‘Bueno, esto ya está reparado'”, agregó la legisladora, cuya comisión realizó un pedido formal de información al gobierno alemán, según confirmó BR. Schmidt-Lierman, miembro del gobierno del presidente Mauricio Macri, subrayó también la sospecha de que hubo sobornos y de que “empresas alemanas estuvieran envueltas”.
La publicación fue rápidamente citada en los principales diarios del país, generando un escándalo que no afecta por primera vez a las empresas involucradas.
El ARA San Juan desapareció el 15 de noviembre con sus 44 tripulantes a bordo, lo que motivó una dramática búsqueda que involucra naves, aviones y equipos de numerosos países. Tiempo después se supo que una explosión fue registrada por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, que mantiene una red de sensores en todo el mundo, y comenzó a trabajarse en la hipótesis de que una entrada de agua a través del snorkel podría haber causado un cortocircuito en las baterías y un estallido catastrófico.
Pero también comenzaron a circular otras posibles teorías. “Las sospechas sugieren que aquí hubo corrupción“, denunció el ministro argentino de Defensa, Oscar Aguad, en una entrevista reciente.
Las empresas señaladas por la comisión de Schmidt-Liermann son Ferrostaal y EnerSys-Hawker, que participaron de los arreglos de media vida del ARA San Juan comenzados en 2008 y culminados siete años después. El San Juan fue, asimismo, construido en los astilleros de Thyssen Nordseewerke en Emden, Alemania.
Específicamente estas empresas firmaron un contrato de 5,1 millones de euros para suministrar 964 baterías para el submarino.
Los antecedentes de Ferrostaal
Ferrostaal señaló a BR que rechazaba cualquier responsabilidad alegando que solo medió en el contrato y se llevó una comisión.
Sin embargo esta compañía ya se vio envuelta en un escándalo de corrupción en 2010 junto a los ministerios de Defensa de Colombia y Argentina. En este último caso, se la acusó de pagar sobornos a funcionarios para obtener contratos con la Armada, y luego proveer materias de calidad inferior a la acordada.
Hawker, de Alemania a Bulgaria
Pero en el caso del San Juan la fabricación de las baterías correspondía a EnerSys-Hawker, que se negó a hablar pese a repetidos contactos de diversos medios alemanes.
Hawker, con cuartel general en Hagen, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, tiene amplia experiencia en la fabricación de baterías para submarinos y proveyó a la flota alemana durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.
En junio de este año la compañía, que pertenece al gigante estadounidense EnerSys, fue obligada a pagar 23 millones de euros en un caso antimonopolio que provocó un escándalo en la industria alemana, según reportó el domingo el periódico local WestfalenPost.
En aquel momento se acusó a la empresa de realizar acuerdos de precios con los competidores, específicamente en lo referido a los aumentos causados por las fluctuaciones de precios de metales como el plomo, utilizado en la fabricación de ciertos tipos de baterías.
El caso involucró a tres empresas, pero, según las autoridades antimonopolio, Hawker se negó por completo a cooperar y recibió la multa más abultada, que buscará llevar a la mitad con una demanda al Tribunal Regional Superior en Dusseldorf, indicó WestfalenPost.
Según una investigación realizada por ese medio, las baterías del ARA San Juan fueron definitivamente fabricadas por Hawker, aunque esto podría no haber ocurrido en Alemania. La compañía mudó en 2007 toda su producción de baterías submarinas a Bulgaria, reteniendo en Alemania solo las baterías para autoelevadores.
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De acuerdo a la información provista en el sitio web de Hawker, la planta industrial se encuentra en Targovishte, una ciudad en el este de Bulgaria y a 272 kilómetros de la capital, Sofía.
Este país de Europa Oriental se ha convertido en los últimos años en un importante destino de inversión industrial debido al menor costo laboral y uno de los más bajos impuestos corporativos del continente (10%), al mismo tiempo reteniendo su membresía de la Unión Europea.
En consecuencia, numerosas empresas multinacionales han comenzado a llevar sus operaciones allí, como CISCO, Microsoft y Hewlett-Packard.
Por otro lado, el gobierno alemán manifestó su preocupación por la desaparición del submarino y las acusaciones contra Ferrostaal y Hawker, según indicó este lunes el periódico bávaro Süddeutsche Zeitung .“Por supuesto, el gobierno federal está dispuesto a apoyar plenamente a Argentina“, indicaron con respecto al pedido de información del Congreso de ese país.
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Source: Infobae