Por Ashlei Espinoza Rodríguez
De las Corresponsalías, 9 Sep (Notimex).- Objetos cuyos sonidos son capaces de interpretar las más grandes alegrías y tristezas humanas, los instrumentos musicales han sido a lo largo de la historia, los acompañantes fieles de tradiciones ancestrales de México y el mundo.
Con tan sólo tocar sus cuerdas, algunos provocan melodías armónicas que provocan sonrisas, mientras que otros, con el simple hecho de girarlos, trasladan a una noche melancólica bajo la lluvia.
Sin importar el ritual, celebración o baile que se realice a lo largo y ancho del país, los instrumentos musicales siempre estarán ahí para sacar lo mejor o lo peor de las emociones.
“Los instrumentos son una manera de expresar nuestro sentir a través de la música. Muchos de estos artefactos fueron experimentales en algún momento, pero con el paso del tiempo se arraigaron en las comunidades y se volvieron parte de una tradición”, dijo Jimena Palacios Uribe, investigadora del Cenidim.
En entrevista con Notimex, la también curadora de la colección de instrumentos musicales del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) Carlos Chávez, detalló que la música que se interpreta con ellos, alcanza tal arraigo en la gente, que estos se vuelven imprescindibles en las prácticas musicales y tradiciones de una región.
“En todas partes del país se practican danzas y en esas danza se usan instrumentos, por ejemplo, las sonajas y el uso de los tambores de grandes dimensiones y membranas en rituales y bailes de pueblos del norte del país como los yaquis, seris y rarámuris”, expuso.
Palacios Uribe explicó que México además de ser un país rico en tradiciones de todo tipo, también posee un amplio número de instrumentos musicales tales como instrumentos de viento para las bandas, además de los de origen prehispánico.
“México es un país riquísimo en tradiciones musicales porque tenemos también más de 350 órganos tubulares en todo el país, además de pianos decimonónicos”, señaló la investigadora.
En ese sentido, manifestó que en México los instrumentos sonoros se pueden clasificar en cuatro grupos dependiendo de la forma y los recursos que utilicen para generar el sonido.
“Tenemos instrumentos que se llaman idiófonos cuyos cuerpos en sí mismos producen el sonido; los cordófonos cuando es una cuerda la que lo produce y los aerófonos cuando se genera por las vibraciones del aire.
“Asimismo, encontramos en el país los membranófonos cuyo ritmo se da por la vibraciones de la piel de animal. Aunque estos cuatro grupos de instrumentos son muy variados, los encuentras en todas las regiones de México”, aseguró Palacios Uribe.
No obstante, refirió que existen algunas herramientas sonoras que en comparación con otras, siempre se encuentran presentes en todas las entidades.
“Algo interesante que se repite en muchos estados, es el uso por ejemplo del tambor y la flauta para muchas danzas y en muchas regiones, también de diferentes tipos de violín que no en todos lados se entienden tal cual como violín, si no que cambia de nombre”, detalló.
Por otra parte, la investigadora del Cenidim explicó que los instrumentos musicales que se pueden encontrar en el país, tienen diversas influencias tanto de los antiguos pueblos prehispánicos como de occidente y oriente.
“A través del tiempo, México ha creado sus propias invenciones a través de estas influencias aunque nosotros hayamos conocido el violín o la guitarra, también hicimos nuestras propias interpretaciones de esos objetos.
“Por ejemplo en la etnia Cora en Nayarit podemos encontrar el uso de un instrumento muy parecido al violín que no es un violín como tal y se le llama rabel que se toca con una especie de guitarra que se llama canari se tocan en par y acompañan sones, canciones y danzas”, agregó.
De tacto suave y color marfil, el caracol de mar es una muestra de la creatividad de los antiguos al utilizar elementos de la naturaleza para crear impresionantes sonidos que pueden inducir desde la relajación del alma hasta a la violencia en la guerra.
“El caracol produce sonidos a muy larga distancia y si te lo pones en la oreja parece que estás escuchando el mar; también tenemos los sartales de capullos de mariposa que se usan como muñequeras, cinturones y abrazaderas de los tobillos por ejemplo para la Danza del Venado en Sonora”, resaltó.
En cada rincón de México, las fiestas, danzas y celebraciones religiosas no se conciben sin la compañía de estos objetos que con su sonido, reviven las más hermosas emociones pero también, los más profundos sentimientos del ser humano.
