“Nadie debería sentir jamás la necesidad de esconderse para evitar cualquier tipo de comentario o comportamiento sexista. Estoy muy triste”
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Kate Hannah, de 22 años, compartía recientemente en Facebook su enfado. Acababa de llegar a casa después de ser despedida del pub en el que trabajaba en Beverly, Inglaterra. ¿La razón? Negarse a llevar sujetador.
Durante la jornada fue víctima de varios comentarios sexistas perpetrados por el hermano de la jefa.Ante aquellas injurias, expresó a la encargada lo ofendida que se sentía. Pero, para su sorpresa, la respuesta no fue la esperada.
En lugar de decirle a su hermano que respetara la imagen de Hannah, la responsabilizó de toda culpa diciéndole, delante de otros empleados y clientes, que si se atrevía a volver al pub sin sujetador sería despedida de inmediato. Unos agravios que la hicieron sentir “avergonzada y completamente sorprendida de que la culparan tras ser acosada sexualmente en el trabajo”.
Aquellas palabras, que arrebataron por unos instantes su libertad personal, la llevaron a mostrar su disconformidad. Pero la situación se agravó. La manager la insultó socavando aún más su dignidad: “me dijo que era una exagerada, una estúpida y tonta”.
Las ofensas ya habían sido cometidas y la prohibición verbalizada, así que Hannah se negó a volver a trabajar en el establecimiento porque, como también ha compartido en la red social, cree que tiene “el derecho como mujer de llevar lo que le hace sentirse cómoda”.
Al poco rato de publicar su experiencia en Facebook, su post se hizo viral. Después el pub se defendió en el Hull Daily Mail alegando que no había despedido a nadie. “Ningún empleado ha sido despedido de la compañía con respecto a estas acusaciones”.
Pero ya era tarde, el mensaje de Hannah había llegado a miles de personas que pudieron ver lo ultrajada que la hicieron sentir. “Nadie debería sentir jamás la necesidad de esconderse para evitar cualquier tipo de comentario o comportamiento sexista. Estoy muy triste”.