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Una masacre en el Cauca mientras Colombia observaba el Mundial

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Una masacre en el Cauca mientras Colombia observaba el Mundial

El 3 de julio, las expectativas de toda Colombia estaban enfocadas en el desempeño de su selección de fútbol en el choque de Octavos de Final del Mundial Rusia 2018. Sin embargo, la violencia que ha marcado la vida de esa nación desde hace seis décadas no tuvo pausa, ni por el fútbol ni por nada.

Ese día fueron encontrados siete cuerpos sin vida en la pequeña localidad de Argelia, en el departamento del Cauca, al suroeste colombiano. Es una región donde el pueblo votó mayoritariamente en favor de la candidatura de Gustavo Petro en las recientes elecciones presidenciales. Todo aparentaba ser una cruel venganza, mientras el pueblo soñaba con la Colombia del fútbol.

La eliminación de la selección neogranadina ocupó los mayores titulares en los grandes medios concentrados de ese país, como una gran tragedia nacional. Pero la verdadera tragedia no ocurría en Rusia, sino territorio adentro de Colombia.

Como es costumbre, una de las primeras versiones dejadas correr por el Gobierno colombiano y sus medios fue acerca de la posible vinculación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con los hechos. Sin ninguna prueba.

El ELN rechazó cualquier tipo de vinculación con el hallazgo de siete cadáveres acribillados a balas. “Lamentamos que en el país sigan sucediendo hechos de guerra sucia como estos y nos solidarizamos con la población de Argelia”, señaló la guerrilla en un comunicado.

“No tenemos ninguna relación con estos hechos”, advirtió el ELN. Al mismo tiempo indicó que “en la región donde se han encontrado los cuerpos operan numerosas bandas criminales, grupos paramilitares de ultraderecha y Fuerzas Militares, así como la Policía”.

Lo que dicen en la comunidad de Argelia

El medio alternativo Agencia Prensa Rural detalla que los cuerpos tenían rasgos de tortura y diversas han sido las versiones que se han presentado en la prensa sobre su muerte. Algunos sectores han asegurado que los cuerpos encontrados pertenecían a miembros de grupos paramilitares; esto para restar importancia a los hechos y ocultar la ola de violencia hacía líderes y lideresas sociales que vive el país.

En menos de ocho días, en toda Colombia han sido asesinadas 19 personas, todas ellas procedentes de áreas alejadas, todas ellas campesinas e indígenas sin tierra, habitantes de zonas en las que el Estado ha llegado con desembarco de tropas militares, pero nunca con hospitales, escuelas o infraestructura vial.

Para los pobladores, la masacre de Argelia “nos devuelve a los años más crudos del paramilitarismo, nos recuerda las masacres del Salado, la Rochela, el Aro, los partidos de fútbol entre paramilitares donde la pelota era la cabeza de los campesinos”.

Alertan que ciertos sectores de la prensa han querido presentar esta masacre como un hecho menor en el marco del tráfico de drogas. Inclusive se ha insinuado que no se debe llorar la muerte de estas personas porque eran sembradores de hoja de coca. Algunos seguidores del Centro Democrático (partido del expresidente Álvaro Uribe) por redes sociales han expresado que estos hechos son consecuencia del Acuerdo de Paz y del incremento de los cultivos de hoja de coca.

Los paramilitares y el cartel de Sinaloa

El cartel de Sinaloa estaría operando en varias regiones de Colombia

La Agencia Prensa Rural relata que en la región se han instalado nuevos actores que están relacionados con antiguos grupos paramilitares y carteles de la droga mexicanos, como el de Sinaloa. Algunas de las estructuras de disidencia del Acuerdo de Paz también se han visto envueltas en estas actividades y han cedido a su control territorial y al control sobre esta economía de guerra anteriormente utilizada por las FARC.

Las principales afectadas con estos cambios en el control territorial y de las economías de guerra han sido las comunidades, porque se han incrementado las actividades delictivas y las acciones de violencia.

La masacre de Argelia coincide con la divulgación reciente en la zona de un panfleto firmado por el Comando Popular de Limpieza. Este grupo advirtió que llevaría a cabo acciones de “limpieza social” en el municipio, lanzando un ultimátum a todas las personas que tengan algún vínculo con el expendio y consumo de droga, hurtos, violaciones, chisme, vagancia y otros denominativos que se utilizan con frecuencia en este tipo de panfletos.

Los paramilitares en el Cauca

El 31 de julio de 1999, un numeroso grupo de paramilitares tomó el corregimiento de La Moralia, ubicado en el municipio de Tuluá. En esa fecha se celebraban las fiestas patronales de la Virgen del Carmen, cuando los paramilitares bloquearon las vías de acceso y reunieron a los presentes.

Alias “El Flaco”, un exguerrillero que fue capturado por los paramilitares en su recorrido hacia La Moralia, señaló a Orlando Urrea y su hija Sandra Patricia como supuestos auxiliadores de las FARC, por lo que fueron asesinados y se convirtieron en las primeras víctimas de las Autodefensas en el Valle del Cauca.

Además, y como carta de presentación, los paramilitares pintaron grafitis alusivos a las AUC y la lucha antisubversiva.

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Source: El Ciudadano