La decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel generó este jueves una ola de rechazo entre los palestinos, que reclaman el este de la ciudad, que ya devino en los primeros choques con las fuerzas de seguridad israelíes y llevó al grupo terrorista Hamas a convocar una “nueva intifada” a partir del viernes.
Los principales centros de protesta estuvieron en las ciudades de Jerusalén, Hebron, Belén, Nablus y Ramallah, en la Cisjordania, así como también en la Franja de Gaza, dominada por Hamas, y en otros países del mundo musulmán.
Las fuerzas de seguridad de Israel dispersaron con gas lacrimógeno a cientos de manifestantes en un puesto de control en la entrada de Ramallah, con un saldo de docenas de heridos según la Medialuna Roja Palestina, aunque no pudo ser corroborado.
En tanto fuentes médicas confirmaron a la agencia AFP al menos tres heridos en la ciudad de Khan Yunis, en Gaza, cifra que asciende a ocho en todo el país según el periódico Times of Israel.
La histórica decisión de Trump, cumpliendo una promesa de campaña de 2016, terminó con siete décadas de ambigüedad de parte de Estados Unidos con respecto a Jerusalén, reclamada tanto por israelíes y palestinos como capital y una ciudad sagrada para el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Al momento sobre la ciudad aún cabe un status especial de ciudad internacional impuesto por la resolución 181 de la ONU de 1947, aunque en la práctica es controlada por Israel desde la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Trump consideró que de esta manera comenzó una “nueva aproximación” a la resolución del conflicto árabe-israelí, aunque no dio detalles.
El mundo musulmán reaccionó con fuertes rechazos al anuncio, especialmente en Turquía, Arabia Saudita, Egipto e Irán. Mientras que la comunidad internacional lamentó el quiebre del consenso y mostró preocupación por una ola de violencia que podría generarse.
Por su parte los líderes palestinos criticaron con dureza al gobierno de Estados Unidos, y el grupo terrorista Hamas incluso convocó a una “nueva intifada” a partir del viernes, avivando el triste recuerdos de las anteriores, que causaron numerosas muertes.
En tanto este jueves los negocios palestinos en el este de Jerusalén en Cisjordania permanecían cerrados debido a una huelga general en rechazo de la medida.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, celebró la noticia y alabó a Trump, señalando que su nombre había entrado en la “larga historia de Jerusalén” y urgiendo a otros países a hacer lo mismo.
Mientras tanto las Fuerzas de Defensa de Israel desplegaron batallones en Cisjordania para hacer frente a un posible brote de violencia.
En los próximos meses Estados Unidos procederá a mudar su embajada en Tel Avi hacia Jerusalén, aunque no hay detalles aún de los plazos.
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Source: Infobae