Decirle que es un “aguafiestas” o que se está haciendo viejo, no arreglará las cosas, enserio. Todos tenemos -o hemos tenido- ese amigo con el que hacemos planes y siempre, ¡SIEMPRE!, a último minuto nos sale con una excusa para no asistir: “me cobraron una deuda y me gasté el dinero”, “fui al doctor y ya no puedo comer eso”, “recordé que tengo que darle de comer llama”. Pero antes de echar por la borda esa amistad deberías saber que hacen esto porque -sin saberlo- sufren de ansiedad social. Cuando leas este caso, tal vez cambies de opinión.
Duncan Lindsay describió su caso en un artículo de opinión para el portal inglés Metro.co.uk, y la gente se está identificando con él:
“Yo soy ese amigo – y quiero que todas las personas a las que vuelvo locas con este comportamiento, sepan que no estoy siendo un idiota ni me estoy tomando su amistad en vano.
A veces -de hecho, la mayoría de las veces- encuentro que hay situaciones sociales demasiado intimidantes para comprometerme con ellas. No es que no quiera ir a fiestas, tomarme una buena copa con los colegas, ir a cenar, a conciertos, a obras de teatro o a otros eventos de entretenimiento. De hecho, suena muy divertido -y, sabiendo que antes he disfrutado de este tipo de cosas antes, claro que voy a aceptar una invitación. Y créanme: cuando acepto, tengo verdaderamente la internción de asistir. No me gusta tener esa reputación del ‘amigo con el que nunca pasa nada’. Pero a medida que pasa el tiempo y el evento se acerca, la ansiedad reemplaza mi entusiasmo y me lleno de temor…”.
Los sentimientos acaban por sabotear sus ganas de ir…
“Sólo me invitaron por ser educados”, “¿Realmente alguien querrá verme allí?”, “¿Qué me voy a poner?”, “¿Y si no encuentro un buen tema para conversar?”; todas esas preocupaciones vienen a su cabeza y hacen que todo parezca una muy, muy mala idea.
“Hay ocasiones en las que me obligo y termino yendo. Lo cierto es que la ansiedad no escucha la lógica y en algunas ocasiones me he encontrado al borde de ataques de pánico, horas antes de reunirme con la gente”.
A veces cancelar parece traer alivio, aunque después tenga sus consecuencias…
“Me preocupa que la gente piense que soy muy aburrido (bueno, la verdad es que lo soy un poco) o que solo estoy siendo grosero. Pero lo que no saben es que voy a terminar asistiendo únicamente las veces que mi ansiedad me lo permita”.
Casos como el de Duncan Lindsay son muy repetitivos en los grupo de amigos, pero la mayoría simplemente no ve que su amigo pueda estar teniendo un problema. Muchos incluso llegan a llenar de spam su celular, creyendo que así conseguirán que salga. Cuando hay un amigo que a menudo no asiste a las reuniones, el caso puede ser serio, por eso te daremos algunas recomendaciones para sobrellevar el asunto.
Según Duncan, la ansiedad no es algo que esté allí 24/7. Puede atacar -sin previo aviso- y después irse como si nada hubiera ocurrido.
Primero, ten paciencia. No lo presiones, ni exijas una excusa “convincente”, tampoco te apresures a juzgarlo. Eso sólo empeorará su sensación de culpabilidad.
Segundo, por ningún motivo optes por dejar de invitarlo. Sé que aveces solo buscas ser amable evitándole la molestia de saber que se van a reunir. No hay nada peor que sentirse excluido de un grupo.
Tercero, ahora que sabes que ese amigo también desea ser más cercano contigo, pero que al llegar el momento es incapaz; no te enfades con él. Créeme que para él ya es bastante frustrante. Aconséjalo a través de los medios que él permite contactarse contigo. Sugiérele ver un especialista.
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
http://www.upsocl.com/relaciones/no-lo-odies-ese-amigo-que-siempre-te-cancela-a-ultimo-minuto-podria-tener-un-trastorno-psicologico/
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