La pregunta más frecuente en estos días es ¿ya te vacunaste?
Cuando uno responde, como en mi caso, no, el orgulloso comentario del ufano y crédulo interlocutor o interlocutora, es “yo, ya”.
Pero eso no es cierto. O al menos, no exacto.
En este país muy pocos, incluyendo los del “turismo sanitario” en San Diego, Miami, El Paso o Laredo, se han vacunado. Es una cantidad mínima e insignificante en términos de una pandemia.
–Pues tú tampoco te has vacunado, les digo casi como quien revira en una mano de póker.
Y explico:
–Cuando más, has iniciado un proceso de vacunación cuyo término es la segunda dosis. Ni estás inmunizado ni estás medio vacunado. Es como el embarazo. O todo o nada, o se está o no se está.
–Bueno, pero…
–Bueno, pero nada.
Ni estas vacunado ni –cuando lo estés—quedarás inmunizado Y los ciclos de vacunación hasta dentro de mucho tiempo se podrán empatar con los ciclos de contagio.
Cuando cubran a los treinta millones considerados en las hazañas comerciales del gobierno –en China, India, Argentina, Gran Bretaña y Rusia— noventa millones de personas no inoculadas, se seguirán contagiando los unos a los otros. Incluyendo a los vacunados con fármacos aprobados a la carrera.
Lo peor ahora es creer en ese falso llamado político de la eficiente vacunación. Ni es eficiente, ni es suficiente.
Todos estamos pagando el optimismo sembrado desde la tienda del milagroso secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien ha apostado su futuro político, su eterna ambición aplazada a las vacunas.
A lo mejor a eso se refería Fabián Medina, por tanto, tiempo su escudero y paje, cuando le tiró la toalla “ante la situación actual en la Cancillería”, circunstancia sin detalles en la renuncia, pero expuesta como suficiente para romper con una relación laboral de tantos años. De lo demás, no se.
SEGURIDAD ROSA
Rosa Icela Rodríguez, nos pinta un panorama color de rosa.
Si apenas hace un par de días se cometieron varios asesinatos políticos sumamente graves, por su inhumanidad y por su significado electoral, la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana, ya tiene una “Estrategia”, así con mayúsculas. Una respuesta “integral”. Como le llaman.
Como la discípula aplicada cuya bien hecha tarea llena de orgullo a su mentor, así Rosa Icela pasó ayer al pizarrón del Salón Guillermo Prieto, en la Tesorería, el mismo donde hablan López “Gatinflas” y los sabios de la epidemia, y dijo así con inspirado acento:
“…Se heredó el partido de la delincuencia organizada y la delincuencia de cuello blanco. Hubo regiones del país donde decidían los candidatos y buscan actualmente seguir controlado mediante campañas de miedo.
“Para dar un ejemplo, de septiembre de 2020 a febrero de 2021 se han registrado 73 delitos relacionados con acontecimientos políticos, en los cuales lamentablemente hubo 64 personas víctimas de homicidio en algunas regiones del país”.
Si usted supone una estrategia cuyo desarrollo incluye siquiera la investigación de los crímenes y la aceleración de los procesos penales contra los delincuentes, está usted equivocado. Resolver los asesinatos no es tan rentable como denunciar al “Partido de la Delincuencia y el Cuello Blanco”; funesta herencia del pasado…
Esta estrategia es muy amplia, pero entre sus varios puntos vale señalar los siguientes, porque exhiben la manera como se percibe el fenómeno y cómo se le quiere remediar sin ponerle remedio, solamente con enunciados y reuniones entre las mismas instituciones cuya debilidad no ha frenado ni este tipo de violencia ni otro ninguno.
Vea usted.
“…es importante establecer mesas de trabajo entre la Secretaría de Gobernación, la de Seguridad, los partidos políticos, las fiscalías, autoridades locales (este es un país de meseros), para compartir alertas que permitan prevenir y atender casos de registro de candidatos con vínculos con la delincuencia organizada o vínculos con la delincuencia de cuello blanco.
“También consultaremos, estamos consultando con los gobernadores ( menos el de Tamaulipas, donde todo es armonía, supongo), la aplicación de esta estrategia en sus entidades con énfasis en las medidas de protección a personas candidatas amenazadas”.
Si a un reo le llaman PPL, (Persona Privada de su Libertad), al posible blanco de la mafia le llaman PCA, (Persona Candidata Amenazada).
“También se reforzará –dijo la aplicada secretaria Rodríguez–, la estrategia de seguridad en las entidades federativas y municipios de alto riesgo, con presencia de las fuerzas de seguridad”.
Total, puro rollo.
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