Asi como Marcelo Ebrard nunca podrá librarse de los espectros de Tláhuac y los fantasmas del News Divine, más las apariciones recurrentes desde ahora con motivo del derrumbe de la trabe de la estación Olivo en la Línea Dorada del Metro, Claudia Sheinbaum vivirá toda su vida con el recuerdo de los niños muertos en el Colgeio Rebsamen.
Como se sabe, una obra sin supervisión o supervisada y autorizada con disimulo, causó el derrumbe de la escuela primaria donde murió una veintena de infantes cuando la doctora Sheinbaum era delegada en Tlalpan. La culpable, como sucedió en el caso News Divine, fue la dueña del inmueble . En el otro caso, el propietario del edificio. Nadie más tuvo responsabilidades.
La actual jefa de gobierno, por todos los medios trató de esconder la información de aquellos hechos, con la misma vehemencia de hoy para llegar al fondo. También los vagones llegaron al fondo. Pero del elevado.
Revisemos el archivo:
“El 15 de noviembre(17), El Financiero reveló que la entonces jefa delegacional en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, incumplió su compromiso de transparentar el caso del colegio Enrique Rébsamen.
“Y es que hasta entonces la morenista había rechazado 51 solicitudes de información, vía transparencia, relacionadas con inmuebles dañados en la delegación Tlalpan.
“En 22 de los casos se solicitó información relacionada con la operación del colegio Rébsamen, además había solicitudes relacionadas con el Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México, el Walmart de Miramontes y la Plaza Galerías Coapa.
“La administración de Sheimbaum justificó su negativa al señalar que se trataba de información de acceso restringido ya que “el daño que se podía generar al divulgar dicha información sería mayor que el interés de conocerlo”.
Hoy nos ofrece algo cuyo incumplimiento se avizora: una investigación clara, precisa, absoluta, incuestionable, hasta soportada con opiniones y experiencia extranjeras. No va a servir de nada porque el interés político está por encima de todo lo demás.
Ahora, cuando cómodamente responde en conferencia de medios a una pregunta “sembrada” para lucir un compromiso con los ciudadanos, la señora Sheinbaum repite en esencia lo mismo del debate contra Alejandra Barrales durante la contienda por la jefatura de Gobierno de la CDMX:
“…Alejandra Barrales acusó que en las delegaciones gobernadas por Morena la corrupción regresó y que uno de los casos más latentes fue el derrumbe de varios inmuebles en la delegación Tlalpan, entre ellos el Colegio Rébsamen, tras el sismo del 19 de septiembre que dejó 28 personas muertas.
“Barrales dijo que ahí “fue evidente que lo que hubo fueron actos de corrupción, antes los cuales simplemente se guarda silencio”.
“Ante esto, Claudia Sheinbaum dijo no entender que se utilice esta tragedia como centro de una campaña electoral.
“Y te lo digo, Alejandra, no solamente no es ético, es vil (…) Yo soy la que te pido respeto para las víctimas…”
Quizá por esa noción tan peculiar del respeto a las víctimas la doctora necesitaba guardar la información cuyo contenido podría haber sido perjudicial y no de genuino interés público… Finalmente la Procuraduría (de su propio partido); la exoneró de toda culpa.
Y ahora, envuelta en un resplandor negro de falsa pena, nos dice cómo resultaría mezquino pensar en una carrera política. El compromiso de un servidor público es servir al pueblo. Sólo le faltó: que me den por muerta, como dijo aquel.
Palabras salidas del fondo del ensayo cuando alguien la interroga, con aparente candor periodístico, si no considera esto dañino para su carrera política.
Sería mezquino pensar en eso. Ahora es importante realizar una investigación profunda, como lo he ofrecido.
Quizá haya quien se crea este rollo de la responsabilidad. Casi siempre esta conducta férrea e incorruptible, se presenta después de los accidentes; no antes, cuando se pueden evitar.
Mezquino o no, lo único visible en este comportamiento de todos los funcionarios involucrados en la desgracia es la forma aleve como escurren el bulto. Nadie será responsable, nadie será culpable excepto algún par futuro de pobres diablos de medio pelo.
Pero ni la directora del Metro (a quien ya exoneraron desde ahora a pesar de su historial de desastres consecutivos), ni los irresponsables del mantenimiento ni las autoridades superiores.
Por lo visto un doctorado en Física no alcanza para entender lo más sencillo: en la ingeniería se pueden violar todas las leyes, menos la de la gravedad.
Y esa se ha aplicado con el rigor de un desplome, en la ciudad de los pretextos y las complicidades.
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