Manifestantes que protestaban contra el racismo el domingo derribaron la estatua de Edward Colston y la arrojaron al río en la ciudad británica de Bristol, estatua que había sido causa de controversia, debido a que Colston, a pesar de ser un filántropo y ayudar al desarrollo de la ciudad, lo hizo con las ganancias que obtenía con el comercio de esclavos en el siglo XVIII.
El grupo de manifestantes derribó de su pedestal la estatua erigida en 1865 en una calle que lleva el nombre del comerciante inglés, una vez en el suelo los manifesantes comenzaron a pisarla, incluso uno de ellos puso su rodilla de la forma en la que un policía de Minneapolis hiciera con George Floyd.
Después de derribar la estatua los manifestantes la arrastraron por las calles de la ciudad, le echaron pintura roja y la arrojaron al Río Avon entre expresiones de alegría.
La controversia por la estatua viene porque Edward Colston (1636-1721) era miembro de una familia de comerciantes, y él ganó mucho dinero con el comercio de esclavos, se cree que llegó a comerciar con cien mil esclavos de África Occidental en el Caribe y en América entre 1672 y 1689.
Fortuna que utilizó para financiar el desarrollo de la ciudad de Bistrol y además de realizar obras benéficas.
Al respecto de este personaje un manifestante de 71 años, John McAllister declaró a la agencia Press Association: “Este hombre era un negrero. Fue generoso con Bristol, pero fue a costa del esclavismo y es absolutamente abyecto. Es un insulto a los ciudadanos de Bristol”.
Al respecto de este hecho el ministro del Interior, Priti Patel, declaró que era un “acto vergonzoso” y “completamente inaceptable. Es vandalismo”.
Mientras que el alcalde de Bristol, Marvin Rees, afirmó en un comunicado: “Sé que el arrancamiento de la estatua de Colston dividirá a la opinión pública, como ya lo ha hecho la estatua durante muchos años. Es importante escuchar a aquellos que estimaban que era una afrenta a la humanidad”.
Por este hecho la policía de Bristol abrió una carpeta de investigación.
Las manifestaciones también se realizaron en otras ciudades del Reino Unido, como Londres, Glasgow, Birmingham y Manchester, donde los manifestantes, muchos con guantes y mascarillas, desafiaron los llamamientos del Gobierno y la Policía sobre las congregaciones de más de seis personas, las cuales son “ilegales” ante las restricciones por la contingencia sanitaria por el coronavirus.