Pedro Medina es una de esas personas que cambió radicalmente su estilo de vida, de esas historias que pocos pueden contar (y creer posibles). Y es que hace no tanto tiempo dirigía 33 restaurantes de la cadena de McDonald’s, con todo el estrés y reuniones que ello implicaba. Pero hoy vive en medio de árboles, con lo justo y necesario. ¿Quieres conocer su testimonio?
Pasaba gran parte de su tiempo montado en un avión, respondiendo informes financieros y con su mente llena de cifras. Pero hoy vive en una realidad casi paralela desde hace un año y medio.
Pedro se baña en el río, cultiva yerbas y comestibles, y vive al lado de una montaña en Colombia.
No tiene todos los electrodomésticos con que usualmente contamos en casa, además de que recicla todo lo que usa (y puede). Definitivamente ha ayudado a redefinir el concepto de éxito con su historia, y por eso da charlas en todo el mundo sobre su experiencia.
Cuando trajo McDonald’s a Colombia, Pedro tenía 35 años. Viajaba constantemente a Estados Unidos, en vuelos agendados para él. Recibía llamados y tenía importantes reuniones para cumplir su objetivo. Esto comenzó en 1995, donde incluso llegó el Presidente de Colombia en la época a la apertura del local.
Así llegó, después de mucho trabajo, a ser el presidente de la compañía en Colombia. Se describía como perfeccionista y trabajólico. Pero no era lo que quería.
“Ese mundo lo absorbe a uno muchísimo”, afirma.
Lo interesante de su historia es que la volvió en una historia de amor de él para con Colombia. Se vio enfrentado a no saber cómo vender Colombia a sus estudiantes, pero, ¿cómo lo podría hacer? Conociendo a fondo su propio país, lo que nace de él y más.
La rutina con McDonald’s lo agotaba al punto en que un día su jefe le preguntó si quería renunciar. Pero él tenía miedo: como muchos, necesitaba un trabajo estable.
Pero cuando ya no pudo más fue que 15 años después de su inicio en la compañía que lo hacía rico, se encontró con quien estuvo al lado de él al tener un derrame cerebral, el mismo 1995.
“Eso es lo que me permite hacer lo que hago hoy en día… no tengo tornillos sueltos, pero la verdad es que cuando uno ha estado al borde de la muerte ve la vida bien diferente”.
Hoy vive en un pueblo de no más de 13.000 habitantes, donde todos se conocen. Hoy es vegetariano y no comería nada de lo que antes “vendía”. Y su concepto de felicidad y de éxito cambió. Pero hoy es más rico ya que tiene menos que antes.
Medina relató su caso a la BBC:
“Necesito muy poco para vivir. Me voy a la plaza de mercado de Choachí y todo me vale 1.000 o 2.000 pesos (un dólar equivale hoy a 2.900 pesos colombianos). Ya no necesitamos nevera porque la comida la cocinamos toda fresca. Me siento mucho más libre y más feliz, gano menos pero vivo mucho mejor. Tengo más tiempo para mí. Pasé del consumismo viejo, de cuántos cilindros tiene tu carro y cuánto ganas, al consumismo nuevo, que es estar con su mismo par de pantalones, con su misma camisa…”.
Un real ejemplo de vida.
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Post y Contenido Original de : El Ciudadano
De presidente de McDonald’s a ermitaño vegetariano: el hombre que lo dejó todo
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