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Autoridades conmemoran el 99 aniversario luctuoso de Emiliano Zapata

México, 10 Abr (Notimex).- Como el caudillo de la rebelión campesina que dio su vida para legar a un país más libre a las generaciones del porvenir y un héroe indómito que puso el corazón sobre la tierra y alzó sus manos junto con la de aquellos que la trabajaran, autoridades de la Secretaría de la Cultura capitalina  recordaron a Emiliano Zapata (1879-1919) en su 99 aniversario luctuoso.

Durante una ceremonia en el pie de la monumental escultura del “Caudillo de Sur” en la Alameda del Sur en esta ciudad, Ramón Lépez Vela, encargado del área cívica de la dependencia, lo recordó como leyenda de inspiración mundial.

El funcionario hizo breve pasaje por la vida de quien fuera uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución Mexicana y símbolo de la resistencia campesina en el país.

Acompañado por Jesús Aguiar Zapata, tataranieto del líder revolucionario, recordó a Zapata como la leyenda que inspira y da brío a los que no tienen voz y a quienes luchan por dignificar la condición de los más humildes.

Recordó que desde muy temprana edad a Zapata le bastó con estar cerca de la gente para ganarse su confianza y reconocimiento y que como hombre del pueblo le indignaba ver las acciones crueles de los hacendados que se adueñaban por fuerza de grandes extensiones de tierra con la complacencia de las autoridades formales.

Expuso que ante la ignominia que eso significaba no podía emerger en él sino su indomable rebeldía y espíritu de lucha inquebrantable que siempre lo caracterizó.

“Fue a través de la condición de vida de los campesinos que vislumbró contenidas las más justas aspiraciones del pueblo, planteadas en las más imperiosas necesidades y propuestas las más importantes demandas en el orden económico y político”, dijo.

Comentó que para Zapata la revolución campesina poseía fines tan claros y precisos, injustos y nobles, que constituyeron por sí solos una fuerza suprema en el ideal revolucionario con la que ya no dio tregua en el combate contra la infamia que padecía su pueblo.

“Cada rincón del estado de Morelos conoció los ideales que inspiraban las acciones de Zapata, lo que le valió el apoyo incondicional de las comunidades que veían en él a un hombre extraordinariamente humano, dispuesto a dar fundamento y fortaleza a sus demandas.

“El desasosiego de la población nunca le fue indiferente. Por ello veían en él no sólo al líder natural que había emergido de los mismos orígenes, sino al padre que cuidaba de sus soldados y de la gente que en sus pueblos le daba sostén”.

El funcionario señaló que el líder agrario asumió con naturalidad el sacrificio que implicaba ser el líder de la revolución campesina, convencido siempre de que peleaba por la causa de los más, defendiendo con plena conciencia sus ideales y aceptando las responsabilidades de ese acto de suprema reivindicación que compartió no sólo con el campesinado, sino con maestros rurales.

Sus enemigos, subrayó, emplearon todos los recursos y agotaron todos los procedimientos para combatir al ejército libertador del sur, tanto por la vía armada como ideológica, al intentar socavar sus bases sociales y desvirtuar la legitimidad de su lucha.

Dijo también que las acciones de Zapata pusieron en alto la fuerza y el origen de ese movimiento y su ideal. Esgrimido en un amor inmenso ganó batalla tras batalla, verificando a los pueblos para redimirlos y levantarlos de la sumisión.

“Toda su vida demostró lejanía hacia intereses mezquinos, ambiciones absurdas o intentos de autoglorificación. No deseaba otra cosa que no fuera el triunfo de la causa de su gente y que la resolución de los problemas agrarios fuera la cosecha del engrandecimiento de su pueblo”, refirió.

Tras recordarlo como personaje que jamás claudicó y se conformó, insistió en que él dejó sembrada la semilla de la revolución en todo aquel que escuchó sus proclamas, que se reflejó a través de sus ojos y que trató como hijo en batalla.

“Cambió el tiempo y las fronteras de Morelos, y nada continuó estéril después de que sus pasos sembraran los campos. Su muerte para el campesino sólo vino a confirmar el valor que vida poseía y que representaba y legitimaba.

“Su asesinato lo convirtió en un mártir, en un símbolo de lucha y su estandarte aún inspira las luchas campesinas e indígenas en pleno siglo XXI”, destacó.

Tras las palabras, el funcionario, el tataranieto e invitados especiales depositaron un arreglo floral para dar paso a la respectiva guardia de honor, acompañados por el toque de silencio interpretado por la Banda de Música de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

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