Se dice muchas cosas de los millennials, desde sus actitudes frente a la tecnología como con la vida en general. Pero si hay algo que sabemos a ciencia cierta los que pertenecemos a esa generación es que estamos endeudados, al menos la gran mayoría de nosotros. Ahora un nuevo estudio del Banco de Reserva Federal St. Louis analizó el poder adquisitivo de las generaciones y confirmó esto.
Según los datos, las personas nacidas entre 1980 y 1989 tenían un 34% menos de capital de lo que deberían para su edad en 2016. Aunque el número es mayor para ellos, las otras generaciones tampoco tienen mucha suerte. Las personas de los años 60 tienen un 11% menos y las de los 70 un 18% menos de capital.
Pero no, no es nuestra culpa
Las generaciones anteriores ya poseían casas durante la gran recesión que comenzó a principios de este siglo, así que si bien tuvieron pérdidas, ya tenían bienes y fueron capaces de compensar la caída económica. Los millennials en cambio no tenían propiedades y con el aumento de los precios en bienes raíces, no lograron tampoco tenerlas.
La mayoría de las deudas de los millennials tienen que ver con las cuotas universitarias, los préstamos para comprar autos, pagar cursos, y en concepto de tarjetas de crédito. Todas estas cosas no permitieron un crecimiento en los últimos años, a diferencia de las casas y propiedades que sí aumentaron el capital de los poseedores luego de la Gran Recesión:
Las familias cuyas cabezas son nacidas en los años 80 son diferentes. Generalmente eran muy jóvenes para ser propietarios de casa durante la burbuja inmobiliaria; de hecho, solo un 19% de las familias de los 80 son propietarios.
Pero…somos buenos ahorradores
Según el mismo estudio, de todas formas, los millennials somos los mejores ahorrando. Además, también tenemos mayor educación que generaciones anteriores. Solo estuvimos presentes durante una época complicada para la economía y no pudimos generar bienes. Existe la chance de que mejoremos eso en los próximos años, aunque sea difícil. Si bien algunos auguran que somos la «generación perdida» en lo que refiere a acumulación de riquezas, nuestra propia formación y desarrollo nos dan grandes esperanzas.
