Os contamos de qué va, qué tiene que ver con la original noruega y cuáles son sus principales reclamos
Maniac es una serie de la que podemos esperar que se hable mucho, para bien y para mal. El trailer nos deja ver un tratamiento temático y de tono que lo tiene todo para dividir a los espectadores entre los que se tiren (nos tiremos) de cabeza en la propuesta y los que decidan rechazarla por, seguramente dirán, pretenciosa.
Es cierto que este tipo de series no suele funcionar demasiado a nivel general, cuando las ficcionesque juegan con la subjetividad psicológica de sus personajes para transmitir la confusión de sus psiques suelen calificarse como pedantes y el espectador pierde rápidamente la paciencia porque siente que esa decisión es caprichosa y artificial. Pasa con Legion, pasó con Twin Peaks e, incluso, con la segunda temporada de Westworld.
En cualquier caso, Maniac tiene tres puntos a su favor para que los espectadores decidan darle una oportunidad: una es Emma Stone, que a todos les sonará al menos de La La Land (vale, añadamos a Jonah Hill, aunque yo pondría antes a Justin Theroux); la otra es Cary Fukunaga, el director de la aclamada primera temporada de True Detective, serie cuyo prestigio se debe en gran parte a su labor detrás de cámaras; y la que es desde hace un par de años una de las razones más contundentes para que alguien se anime a ver una serie: está completa en Netflix.
Sea cual sea la razón por la que Maniac os despierte curiosidad para decidir verla, o para animaros a hacerlo si aún no estaba en vuestros planes, en este artículo os vamos a contar qué es, cómo surge el proyecto, qué tiene que ver con la obra original de la que parte y cuáles son sus principales reclamos.
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