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A 61 años de su muerte, el actor, director, cantautor, comediante y guionista mexicano Joaquín Pardavé, es considerado una de las figuras más importantes de la Época de Oro del cine nacional, por…
A 61 años de su muerte, el actor, director, cantautor, comediante y guionista mexicano Joaquín Pardavé, es considerado una de las figuras más importantes de la Época de Oro del cine nacional, por filmes como ¡Ay, qué tiempos señor don Simón!, “Los hijos de don Venancio”, “México de mis recuerdos” y “El ropavejero”, que siguen en el gusto del público.
Este año, para conmemorar su aniversario luctuoso, en Pénjamo, Guanajuato, lugar donde nació el 30 de septiembre de 1900, fue nombrado Personaje Ilustre y su estatua será colocada en la glorieta Fantasma.
Joaquín Pardavé Arce fue hijo de don Joaquín Pardavé Bernal, también actor, y Delfina Arce, notable cantante de zarzuela.
Llegó la Revolución y la familia se vio obligada a abandonar Guanajuato; recorrió varios estados del país hasta que se instaló en la Ciudad de México, donde Joaquín ingresó a la primaria “San Luis Gonzaga”; estudió la secundaria y la preparatoria en el “Vasco de Quiroga”, y a los 15 años ingresó a la Academia de San Carlos para estudiar pintura.
Realizó sus estudios en plena época de efervescencia política y social, por lo que captó en sus vivencias lo que ocurrió en la época de la Revolución Mexicana.
Su carrera actoral la inició desde muy pequeño, pues sus padres lo sacaban en brazos al escenario. “En la casa de Dios” fue la primera zarzuela en la que participó formalmente, cuando apenas tenía cuatro años.
A la muerte de su madre (en 1916 producto de una fiebre puerperal) decidió cambiar de residencia y viajó a Monterrey, Nuevo León, donde se desarrolló como telegrafista de Ferrocarriles Nacionales en la estación Paredón.
Al mismo tiempo comenzó a escribir y mostrar su talento musical, al realizar sus primeras composiciones, entre las que destacó “Mi Carmen”, que dedicó a su entonces novia Carmen Delgado.
Posteriormente, la primera compañía de zarzuela a la que se incorporó a su regreso a la Ciudad de México en 1919, tras la muerte de su padre, fue a la de su tío Carlos Pardavé, donde trabajó en el Teatro Ideal, con la pieza “Los hijos del capitán Grant”, con lo que inició, de manera oficial, su carrera artística.
Buscó la fama y la fortuna en otras carpas donde sus triunfos más importantes de aquella época fueron el interpretar papeles cómicos que ridiculizaron a los estadunidenses y a los orientales en producciones como “Buster Keaton”, “El Chino” y “El Loco”.
En 1919 participó por primera vez en cine con la película muda “Viaje redondo”. Después conoció al actor Roberto “El Panzón” Soto en el Teatro Lírico, con quien trabajó durante 12 años; una de las obras que les dio mayor éxito fue “Mexican rataplán”, al incorporar tiples semidesnudas.
Este espectáculo era inusual para la época (1920), pero hizo que hasta la fecha se utilice el término “bataclán” para calificar un escándalo nudista.
Con una serie de éxitos, Pardavé se convirtió desde 1925 en una figura clave en el ambiente artístico. Para ese entonces ya era un actor muy cotizado por los empresarios del ramo.
En ese tiempo conoció a Soledad García Rebollo, integrante del trío musical Las Hermanas Rebollo, con quien el 26 de octubre de 1925 se casó y a la que le compuso el tema “Varita de nardo”.
También escribió para ella “Plegaria”, “Bésame en la boca” y “Negra consentida”, una de las canciones que le dio las mayores satisfacciones.
La trayectoria de Pardavé no se centró únicamente en el género de revista o zarzuela, el guanajuatense incursionó también en el ámbito político, dado el momento histórico por el que pasaba el país.
Destacó en revistas de corte político como “México Multicolor” y “Ni José, ni Manuel ni Pascual”, título alusivo a los precandidatos a la Presidencia del país en ese entonces, las cuales aunque fueron censuradas, tuvieron éxito entre el público, pues representaban una válvula de salida ante las inquietudes de diversión de la gente.
En la revista musical “Tradiciones que perduran”, creó al personaje “Susanito Peñafiel y Somellera”, que se hizo popular en la película “México de mis recuerdos”, filmada en 1943.
Participó en filmes como “Águilas frente al Sol” (1932), “Jalisco nunca pierde” (1937), con la que hizo su debut oficial en el cine; “La zandunga” (1937), “Bajo el cielo de México” (1937), “Cada loco con su tema” (1938), “La tía de las muchachas” (1938) y “Los millones del chaflán”, en el mismo año.
También encarnó personajes como “Espiridión Esprides”, en la película “Caballo a caballo”; “Chufas”, en “Vivir otra vez”; don “Rodrigo Rodríguez y Eje” en “Tiempos de don Porfirio”, así como “Valeriano”, en “¡Que viene mi marido!”, filmadas en 1939.
Compartió escenario con Mario Moreno “Cantinflas”, en “Ahí está el detalle”, rodada en 1940; con los hermanos Soler y Marga López en “Azahares para tu boda”; “Al son de la marimba” y “México de mis recuerdos”, donde dio vida al inolvidable “Don Susanito Peñafiel y Somellera”.
Destacó con Pedro Infante en “El mil amores” y con Sara García en largometrajes como “El ropavejero”, “Dos pesos dejada”, “La familia Pérez” y “El barchante Naguib”, entre otros actores que conformaron la llamada Época de Oro del cine mexicano.
Más tarde comenzó a dirigir sus propios filmes, entre ellos, el cómico “El baisano Jalil” (1942); también “Los hijos de don Venancio” (1944), “Soy charro de Rancho Grande” (1947) y muchos otros, donde varió los géneros de la comedia al drama.
Luego de escribir varios libretos y ya hecha su carrera en el cine, regresó al teatro con la opereta “Orfeo en los infiernos”. Posteriormente trabajó para la televisión, ámbito en el que actuó como payaso en “Noches de circo”, programa transmitido por televisión.
“Don Susanito Peñafiel y Somellera”, “El baisano jalil”, “Don Venancio”, “El barchante Neguib” y “El gran Makakikus”, entre otros, fueron algunos de los personajes que interpretó y que a la fecha son inolvidables.
El histrión y compositor, quien alguna vez confesó en una entrevista que no pudo procrear hijos, inmortalizó canciones como “Negra consentida”, “Falsa”, “Varita de nardo”, “La Panchita”, “Aburrido me voy”, “Ventanita morada” y “Caminito de la sierra”, entre otras.
Joaquín Pardavé murió el 20 de julio de 1955, a los 54 años, víctima de una embolia cerebral; en ese entonces participaba de manera simultánea en dos películas y en la obra de teatro “Un minuto de parada”.
Luego de su deceso surgió el rumor de que había sido enterrado vivo, lo cual fue desmentido tiempo después por sus sobrinos.
Muchos fueron los reconocimientos que se le hicieron en vida y, hasta la fecha, son innumerables los homenajes póstumos que se le han rendido.
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Joaquín Pardavé, una figura de la música y el cine nacional
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