La famosa fundación Make A Wish se asegura de que niños con enfermedades crónicas graves cumplan sus sueños. Los niños piden a veces cosas disparatadas, como ser Batman por un día, pero la mayoría prefiere cosas más razonables, como ir a Disney. Y de ahí salen una triste infinidad de fotografías de pequeños con sus sueros y sus cabezas calvas riendo, saludando a Mickey o montados en la atracción a la que todavía pueden subir. Todos hemos visto esas fotos, y reído y llorado con ellos. Dios sabe que a mí me rompen el corazón.
Pero hay algo que creo que me duele aún más:
Esos niños crecen, y cuando la enfermedad no ha dejado marcas visibles el escenario cambia drásticamente.
Denise Reich describe su experiencia a TheMighty:
“Publiqué una foto mía en una de las atracciones [de un parque de diversiones] en Facebook con mi mascarilla detrás de la cabeza, dormí un par de días enteros para recuperarme y luego no lo di muchas más vueltas. Un par de días después, mi mamá llamó. Una “amiga de la familia” había visto la foto y estaba furiosa. Se había quejado con un montón de gente, diciendo que si estaba tan bien como para ir a un parque de diversiones, entonces podía trabajar y estaba engañando a todo el mundo. Y alguien había ido a decírselo a mi madre.”
Una amiga tiene desde su nacimiento un grave problema en su columna que hace del subir escaleras un esfuerzo sobrehumano y suele tomar ascensores aunque sólo necesite subir un piso. Es joven y está en muy buena condición física, así que le toca enfrentar un montón de comentarios acerca de su “pereza”. Me dijo que al principio explicaba su situación, pero nadie puede pasarse la vida entera contando su triste historia.
Ahora trata de ignorarlos, pero es claro que, como las gotas en un vaso, estas cosas van llenando.
La Paraolimpiadas no son el único momento en que gente con graves problemas crónicos puede hacer cosas extraordinarias.
A veces esas cosas extraordinarias son lograr salir de la cama e ir a hacer la compra.
A veces son las mismas que serían increíbles para cualquiera: Escribir un libro, tocar el piano, pintar un cuadro. Quizá es porque la mayoría de la gente tiene imágenes muy formadas de cómo deben ser las cosas y olvidan que más allá de las limitaciones que enfrenten, los enfermos crónicos son gente como cualquiera.
Así que la próxima vez que veas a alguien aparentemente sano estacionando su auto en el sitio de lisiados o usando un asiento preferencial en el transporte, recuerda que no conoces su historia y hay enfermedades que calan más profundo de lo que el ojo puede ver.
Nunca juzgues un libro por su cubierta.
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
Así es el sufrimiento silencioso que viven los adultos con enfermedades crónicas invisibles
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