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jueves, septiembre 19, 2024

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3 Historias de Terror

Una mano grande y rasposa…

“Un día cuando tenía unos 16 años y estaba con mi familia terminando de cenar, todos se quedaron en el comedor pero yo quise subir a ver la tele. Cuando iba subiendo las escaleras sentí una mano enorme y rasposa que me jaló del tobillo e hizo que me cayera. Grité y todos vinieron, yo estaba llorando como loca, mi papá buscó por todos lados y no había nada. Nos subimos al cuarto y de la puerta se veía hacía la calle, en la esquina vi una mujer joven con una bata blanca y con el cabello largo y rizado pero no se le veían los pies, era como si estuviera flotando. Pegué un grito de terror, no sabía qué pasaba pero mi hermana mayor corrió, me abrazo y me dijo que ella también la había visto. Me quedé dormida llorando. 12 años después sigo subiendo las escaleras de mi casa corriendo…”

 

El muerto vino de visita.

“La parálisis del sueño es algo que me sucede desde los 14,por lo general solo era la sensación de no poderme mover y estar consciente al respecto.

Una de tantas veces pude escuchar como alguien entró a mi cuarto y comenzó a abrazarme hasta lastimarme la espalda. Me asusté mucho porque eso no era “normal” dentro de lo que ya me había pasado antes. Empecé a tratar de soltarme pero mientras lo intentaba sentía como, lo que sea que estaba ahí, se enojaba y me gruñía. Cuando al fin pude moverme, sentí un escalofrío en todo mi cuerpo y me dolía muchísimo la espalda. Aún tengo parálisis del sueño y no he tenido una experiencia igual a esa, sigo tratando de entender qué sucedió esa ocasión…”

 

Eran las 2:46 a.m.

“Desperté hace poco en medio de la noche. Todo estaba tranquilo, mis perros dormían y no entendí por qué me había despertado de repente. En ese momento vi una silueta parada junto a mi cama, no era una silueta negra como siempre se cuenta, ésta estaba hecha de pequeñas “grecas” que se movían formando una silueta humana. Parpadeé confundida, creí que eran mis ojos que se acababan de despertar, pero la silueta continuaba moviéndose por dentro. Pasaron algunos minutos y la silueta no hacía nada más que mantenerse fija frente a mi, así que busqué mi celular para iluminar mejor y cuando lo encontré, la silueta ya había desaparecido. Hasta la fecha no tengo la menor idea de qué fue lo que pasó, pero estoy segura de que estaba completamente despierta. Eran las 2:46 a.m…”

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