La nueva entrega de la popular saga de FPS dentro de un mundo abierto cambia los escenarios exóticos por uno más convencional. Decenas de misiones y distracciones lo convierten en uno de los juegos más entretenidos de la saga, aunque tiene un guion bastante flojo
Con 6 juegos en su historial (4 principales y 2 spin-offs) era difícil para Far Cry aportar algo nuevo a su universo de mundos abiertos en locaciones paradisíacas. ¿Lo logra? Por momentos es un rotundo éxito, pero con altibajos.
La trama de Far Cry 5 nos pone en Hope County, un condado rural en medio de un paisaje montañoso en los Estados Unidos. Sin mediar más introducción, el personaje principal -anónimo- es parte de un equipo que debe apresar al líder de un culto que tomó de rehenes a los habitantes de toda la zona. Previsiblemente, las cosas salen mal y ahora queda solo bajo la responsabilidad del jugador detener a un Charles Manson moderno. Eso es lo más flojo del juego: su guion. Aunque nos encontremos con varios personajes secundarios con historias coloridas, la trama general es predecible.
Otro gran punto a favor de esta nueva entrega de la franquicia de Ubisoft es la variedad de actividades para hacer. Además de las misiones principales, las secundarias o las acciones que permiten construir una resistencia al culto que domina Hope County (rescatar rehenes; destruir materiales; recuperar edificios o eliminar VIPs) siempre hay algo con que distraerse. La exploración es la principal herramienta, y se siente natural el descubrir todo lo que hay para hacer.