Aunque la sesión en sí dura sólo 90 minutos o menos – “de tocar a la persona para ayudarles a alcanzar el orgasmo”, dice Vicente – se requiere de seis meses de planificación y reuniones para concertar el encuentro de antemano.

Uno de los voluntarios de sexo del grupo, Daan, dijo que va a las sesiones como si fuera “una aventura de una noche con una chica que conocí en línea.” Daan dijo que su cliente, una mujer llamada Mei Nu, estaba muy nerviosa porque nunca había estado desnuda delante de nadie antes a excepción de sus cuidadores.

“En el proceso ella estaba realmente muy satisfecha y sentí que no había podído conseguir hasta ahora lo pude conseguir, así que estoy feliz”, dijo a la mujer sobre la experiencia.

Por supuesto, algunos han acusado al grupo de prostitución. Sin embargo, los voluntarios creen que están proporcionando un servicio necesario para un segmento de la población que ha sido completamente desexualizado, pero tiene las mismas necesidades y deseos como todos los demás.

“Otras organizaciones, la mayoría de las veces, son fundadas por grupos religiosos o de los padres y que piensan en cómo ayudar a conseguir un trabajo o vivir por su cuenta, pero no piensan en su derecho sexo, y eso es lo que hacemos” dijo una voluntaria.